El Teletrabajo y las nuevas formas de explotación

Por: Ruddy Sáenz

Trabajar desde casa, una situación que se abre para muchos en el mundo tras la pandemia por Covid19 y que plantea la posibilidad de consolidar independencia a través de una forma novedosa de hacer dinero, utilizando habilidades, oficios o destrezas. Sin embargo no es un cuento de hadas hecho realidad, es más bien una realidad que golpea fuerte, sobre todo si se tiene en cuenta en qué parte del mundo habitas y tus condiciones, ademas de que se mantiene en el esquema del reforzamiento del sistema capitalista a través de sus distintas expresiones.

Más allá de los cuestionamientos acerca de las nuevas formas de trabajo que se vienen consolidando poco a poco en el mundo, y sobre todo en America Latina, vemos como cada vez mas personas, sobre todo los millennials, están acercándose al mundo del trabajo a distancia o “Teletrabajo” como una forma de enfrentar tanto la pandemia por el covid19 como su situación económica.

Las presiones que experimentaban los empleados a tiempo completo parecen estar suavizandose para una clase que tiene acceso a educación, internet y dispositivos móviles, muy contrariamente a quienes deben enfrentarse a la informalidad por, en algunos casos, carecer de las herramientas que el sistema capitalista necesita para mantener su hegemonía.

Y si, la pandemia por Covid19 ha tenido el papel protagonista en esta configuración que hace 3 años parecía opción para muy pocos en la región y que en Europa estaba tomando el nombre de “Nómadas Digitales”; empero no es el caso de esta exposición. Desde este espacio nos planteamos cómo precisamente la pandemia esta acelerando la consolidación de esta forma de trabajo y cómo se convierte poco a poco en una forma de explotación con varias características, varias formas de expresión. Veamos.

¿Qué es el Teletrabajo?

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “…es una subcategoría del concepto más amplio de “trabajo a distancia”, que engloba a los trabajadores que utilizan tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) o teléfonos fijos para desempeñar el trabajo remotamente. Al igual que ocurre en el caso del trabajo a distancia, el teletrabajo puede efectuarse en diferentes ubicaciones fuera del lugar del trabajo predeterminado”.

Los países han utilizado definiciones operativas ligeramente distintas, que normalmente se basan en dos componentes diferentes:

    1. El trabajo se realiza plena o parcialmente en una ubicación alternativa distinta del lugar de trabajo predeterminado. Este criterio se basa en la definición establecida previamente de “trabajo a distancia”. II. La utilización de dispositivos electrónicos personales, como una computadora, una tableta o un teléfono (móvil o fijo) para desempeñar el trabajo. La utilización de dispositivos electrónicos personales debe constituir una parte fundamental del desempeño del trabajo (Eurofound y OIT 2019, pág. 5). Los diferentes dispositivos o herramientas pueden utilizarse para comunicarse con colegas, clientes, etc., y para efectuar tareas específicas relacionadas con el trabajo, sin estar directamente en contacto con otras personas.
    1. El teletrabajo es una modalidad de trabajo cada vez más frecuente facilitada por la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), cuyos potenciales beneficios reconocen y promueven los gobiernos, los empleadores y los trabajadores por igual.1 Entendiendo que el teletrabajo es un modelo laboral en donde el empleado realiza sus funciones desde su casa y que utiliza las tecnologías de la información en su máxima expresión, veamos a como esta modalidad de trabajo comienza a tomar espacios en varios países de América Latina y como quienes son protagonistas se definen.

 

 

El teletrabajo aumentó 40% en América Latina.  

El más reciente estudio realizado por el Grupo de Diarios América (GDA) y Tendencias Digitales, que analiza el impacto de la pandemia en los hábitos de los consumidores digitales, destaca que un considerable número de latinoamericanos se encuentra en cuarentena y adoptó el trabajo a distancia como fuente de ingresos.

Fuente: GDA. Elaboración Propia.

Este estudio se realizó del 22 de abril al 20 de junio de 2021 con una muestra de 7.543 usuarios mayores de 15 años de edad, distribuidos de forma equitativa entre ambos sexos y entre las generaciones de Baby Boomers, Generación X y Millenials. El mismo tiene un nivel de confianza de 95% y un error muestral de 3%.

El estudio muestra que la mayoría de los usuarios sigue aislado en casa, mientras un 42% nos detalla una reactivación de actividades tanto laborales como de estudio.

Brasil, Perú, Chile y Colombia son los países que superan el promedio regional, con más de 60% de los consumidores aislados en casa, mientras en El Salvador casi la mitad ha retomado su rutina.

La mayoría de los países de America Latina están entre un 50% y mas de personas bajo esta modalidad de trabajo y que evidencia no solo un aumento en su frecuencia, sino que este junto a la digitalización, contribuyeron para la continuidad de negocios y preservación de millones de empleos. Se estima que unas 23 millones de personas transitaron hacia el teletrabajo en la región. En algunos países, cerca del 30 % de los asalariados pasaron al teletrabajo.

Además, la investigación resalta que el trabajo a distancia aumentó 40% en el último año: 66% está en teletrabajo, 19% más respecto a 47% reportado en la primera ola de esta encuesta en mayo 2020.

Inseguridad, malestar psicológico y control empresarial.

El teletrabajo reproduce el malestar laboral y agudiza la desprotección legal en la que se encuentra la clase trabajadora. Aparecen nuevas formas de explotación que traen nuevas exigencias y abusos, formas de control e hipervigilancia por parte de los jefes y el aumento de la desregulación para una conectividad 24/7.

Además de todo lo anterior, esta modalidad impone una carga extra al gasto de los hogares donde hay teletrabajo, cuando son los empleados quienes deben correr con los costos asociados a las tecnologías básicas para la gestión de las labores asignadas (internet, teléfono, impresiones, etc.). Así, las responsabilidades de la empresa a capacidades individuales que solo profundizan la precarización.

A esto se le suma el estrés y la angustia propia del contexto de crisis con un gobierno que se empeña por proteger el “crecimiento” en desmedro de los intereses de las mayorías. No es de extrañar que se intensifiquen patologías propias de las exigencias del sistema, tales como trastornos depresivos y ansiedades, las cuales están sujetas a licencias médicas. Claro está que ni antes de la pandemia, nuestro sistema de salud velaba por la salud mental de la clase trabajadora, menos lo hace ahora.

Estos casos se presentan en trabajos vinculados a la programación web, traductores, escritores y quienes se desempeñan en atención al cliente. Existen casos en los que la violación de la privacidad, trabajos de hasta 12 horas seguidas frente al computador programando, reuniones de trabajo online citadas para horas fuera de horarios de oficina, y que ademas interfieren en las labores de hogar, sobre todo de las mujeres, hacen que las presiones por cumplir, por no fallar a la entrega o atender clientes después de las 7 de la noche, generan un ambiente de sobreexplotación.

Tomemos el caso de una programadora Venezolana que trabajaba para una empresa Mexicana de paginas webs. Cerca de 12 horas, 6 días a la semana, esta joven millenial estaba sentada frente al computador en sesiones de trabajo con clientes haciendo los ajustes a sus páginas webs; no es la primera vez que esta desempeña esta área, ya lo había realizado anteriormente con Españoles, Chilenos y Colombianos.

El punto subyacente es que las condiciones de los servicios del país, en algunos casos, juegan en contra de estos trabajadores. Las constantes fluctuaciones en el sistema eléctrico nacional y que han afectado durante los últimos meses varios estados, generaron que esta joven fuera despedida de la empresa, ya que no podía “responder en los tiempos que la empresa exige, por lo tanto rescindimos de su contrato y hasta el 31 de Julio desempeñas labores con nosotros”.

El país también influye. Entonces vemos como jornadas de 12 horas, llamadas en horarios no adecuados para el cuido familiar, exigencia de trabajo los fines de semana, casi que a dedicación exclusiva, en algunos casos sin un pago que se traduzca en el tiempo invertido, se convierten así en condiciones poco atractivas, desvinculantes e incrementa flujo de economía informal.

También existen los llamados Freelance que tienen una modalidad de trabajo similar, solo que su contratación es por un tiempo más definido, como comúnmente se le denomina, a destajo. El nivel de profesionalización, recomendaciones y experiencia influye en esta modalidad, los pagos suelen ser mayores que los que están empleados formalmente.

Salario mínimo en América Latina vs ingresos por Teletrabajo

Salario mínimo mensual en países seleccionados de América Latina en 2021 (En dólares estadounidenses)

                                                                                 Fuente: Statista 2021.

Según Statista, con datos del 14 de enero de 2021, Chile es el país con el salario mínimo más elevado de América Latina. En este país suramericano, los trabajadores tienen garantizado por ley un salario mensual de 326.500 pesos chilenos, lo que equivale a más de 440 dólares estadounidenses. En tanto, el salario mínimo de Venezuela, establecido en 1,2 millones de bolívares, se ubica por debajo de un dólar al mes, teniendo en cuenta la cotización oficial del dólar del Banco Central de ese país el 14 de enero.

En países como Venezuela, el bajo salario en un empleo formal, llevan a emprender prácticas económicas que transgreden sus derechos fundamentales y normalizar acciones y actividades poco éticas. Algunos las interpretan como “causa justa y necesaria” para mejorar su calidad de vida, mientras otros pueden desarrollarlas sin problemas, ya que no están afectados por la brecha digital. Y acá también podemos referirnos al tema de la monetización de juegos online y cómo están tomando terreno en la región, pero lo dejaremos para más adelante.

Los ingresos por teletrabajo pueden variar de acuerdo al tiempo invertido, el nivel de profesionalización, al país, entre otras. Veamos a grosso modo:

                                                                               Fuente: Grootjen Tech.

Según Grootjen Tech en su artículo: ¿Cuánto pagan las empresas internacionales a un desarrollador de Latinoamérica? [2021], estos son los cálculos:

En algunas plataformas digitales los pagos son por proyecto por lo que se suele cobrar por hora el trabajo a contratar, esto es en el caso de los freelance. Los ingresos como hemos mencionado, varían según los países, acceso a servicios, a la educación y las tecnologías de comunicación e información, así como el trabajo a realizar, bien sea Redes Sociales, Traducciones, Redacción, Diseños, Artículos/Blogs.

Monetización de juegos online

Tenemos entendido que la monetización es el proceso por el que, al entregar un bien o un servicio se recibe una contraprestación, principalmente de carácter económico. Se trata de un concepto muy amplio y aplicable a multitud de actividades cotidianas. Es cada vez más utilizado en el mundo digital para definir el proceso por el cuál una empresa o persona física convierte su trabajo en dinero.

Esta es una actividad que cada vez toma mayor posicionamiento en países de la región Latinoamericana y en grupos sociales afectados por la pandemia, la pobreza y las crisis económicas. Estas estrategias están dirigidas principalmente a jóvenes que ven en estos espacios virtuales, oportunidades de dinero fácil, sin mayor esfuerzo y sin invertir en recursos como transporte, alquiler, estudio o tener un jefe.

Al considerarse actividades “libres” se crean mitos a su alrededor, convirtiéndose en la panacea del trabajo, llevando a esos jóvenes a que incursionan en ese mundo y transformarse en seres dependientes de ese sistema de intercambios, de exigencias de estar conectados un mínimo de tiempo para generar X cantidad de dinero y así poco a poco ir llevándolos a la adicción al mundo virtual.

La estrategia mundial está bien trazada, poco a poco se irá consolidando en el imaginario colectivo lo que en 2016 en DAVOS se definió como la 4ta Revolución Industrial que viene a digitalizar nuestro mundo por completo (o bueno gran parte, dejando para después a los países en vías de desarrollo), llamando por supuesto a quienes lo habitan, los humanos, pero más aún a quienes no tiene una memoria histórica consolidada, sino a quienes cada día pasan más tiempo en el mundo virtual de los videojuegos y las redes sociales, que en el mundo real, los jóvenes.

Este es el público al que debemos poner nuestra atención, jóvenes y los niños.

Son ellos los que están siendo inducidos por cantidades impresionantes de publicidad en la redes sociales a iniciarse en estos espacios.

Actualmente en América Latina hay furor por jugar online y transar ese tiempo que estuviste en un juego (se promedia entre 6 a 8 horas) y que obtuviste una recompensa por dinero que puedes utilizar para comprar una computadora, un equipo móvil o como están haciendo muchos jóvenes Venezolanos, para mejorar su calidad de vida.

Este fenómeno se encuentra en pleno desarrollo, generando inestabilidades en sus mercados, engañando a los jugadores para que pasen mayor calidad de tiempo conectados y así poder tener mejores profits, pero no los jugadores, sino los desarrolladores del juego.

Conclusiones

El teletrabajo se ha convertido en uno de los más salvajes métodos económicos de explotación en contexto de crisis. Sin embargo, lo que hemos podido experimentar es que estas tecnologías en realidad han pasado a reproducir la exclusión social y el malestar emocional y laboral, pasando a formar parte de las herramientas utilizadas para someternos a una nueva esclavitud laboral a beneficio de los de siempre.

Como ya mencionamos, bajo esta modalidad, las grandes empresas fácilmente se desentienden de sus obligaciones mínimas en materia laboral. Obvian además, que las trabajadoras, quienes suelen cargar con las tareas del hogar, deben cumplir con las expectativas y metas laborales al mismo tiempo que realizan otro trabajo al interior de sus hogares.

Todo esto es utilizado en favor del capitalismo, que no reconoce el trabajo reproductivo, sobrecarga a los trabajadores y permite a los jefes exigir a su antojo, reduciendo además el valor de las horas trabajadas al ampliar la jornada laboral.

El trabajo dentro de las lógicas capitalistas seguirá enriqueciéndose a costa de la explotación de quienes trabajamos. La pandemia evidencia lo obvio, los que generan riquezas y producen no son los empresarios, son las mayorías sociales que trabajan.

Mientras los capitalistas manejan el mundo desde la comodidad de sus hogares, amparados por el Estado, promueven sus ganancias en desmedro de la salud mental de los trabajadores, presionados por la incertidumbre legalizada de los despidos masivos.

En síntesis, queda demostrado que mientras siga gobernando una minoría social concentrada en el poder, no existirá salida posible que garantice derechos básicos como el pleno empleo, el trabajo digno y el derecho a la salud mental y física.

Al contrario, utilizan todos los recursos tecnológicos como formas de disciplinamiento en contra de los trabajadores. Los desafíos de aquí en adelante están en el diálogo entre gobiernos, empleadores y trabajadores para generar mejores condiciones de trabajo y en el plano digital, implementar legislaciones que regulen estas prácticas explotadoras, que afectan la psiquis y contaminan las visiones del mundo para verlo más destruido, más desigual, servil a una clase y reproduciendo valores contrarios al humanismo.

1 Organización Internacional del Trabajo. COVID-19: Orientaciones para la recolección de estadísticas del trabajo. Definición y medición del trabajo a distancia, el teletrabajo, el trabajo a domicilio y el trabajo basado en el domicilio. Julio 2020. https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—stat/documents/publication/wcms_758333.pdf