Japonesas se casan con ellas mismas. ¿Por qué?
Por: Kathy Luxemburgo
¿Has soñado alguna vez con vestir de novia, sin embargo no tienes pareja ni intención de tenerla? ¿Te gustaría arreglarte como una princesa y vivir por un día la sensación de ser la más bella del lugar? ¿Desearías presumir ante tus amistades de las fotos de tu boda? Si es así, deja de soñar; una empresa de Kioto hace realidad tus deseos.

Las bodas en Japón han estado poco marcadas desde los orígenes por alguna religión determinada. Desde la antigüedad ha predominado su importancia en el fortalecimiento de los vínculos entre las familias, por eso la parte más destacada de las ceremonias de boda en Japón ha sido siempre el banquete en el que pueden reunirse todos los miembros de las dos familias. La tendencia más extendida es la celebración tras el juramento de los votos en una iglesia o un santuario.
A medida que cambia la sociedad japonesa y el sistema familiar, surgen también distintos tipos de ceremonias de boda. A partir de los años 80 esta sociedad está experimentando un cambio en estas tradiciones que vienen dadas como consecuencia de la extendida crisis económica, en los que se hacen frágiles y se encuentran en disputa los paradigmas sobre la formación de las familias, la superación personal y el trabajo.
El concepto de la eficiencia, del crecimiento económico está basado en trabajar, y mucho. Esta narrativa en la que solo con el trabajo duro se obtienen más oportunidades, generó ciudadanos adictos al trabajo y con pocas herramientas para socializar, situación que está impactando negativamente en las estadísticas demográficas del país y que en unos años podría desencadenar una caída de su fuerza productiva a grandes rasgos.
Es precisamente la población joven y adulta la que hoy tiene los desafíos de reproducción y preservación, en un entorno en el que la socialización y el tiempo libre son recursos escasos.
Como parte de estas formas de satisfacción de necesidades individuales que nacen en medio de una sociedad profundamente fracturada, donde la idea de futuro pareciera ser una quimera, y en la que cada día los convencionalismos se reconfiguran en función de esta crisis de individualismos, aparece una boda que es llamada “Solo Wedding”, es decir, “casamiento consigo misma” o “boda en solitario”.
¿Qué es el Solo Wedding?
La idea nació en 2015 y fue de la agencia Cerca Travel de Kioto.
La agencia Cerca Travel de Kioto fue quien se encargó de hacer popular esta práctica. La presidenta de esta compañía Yukiki Inoue dijo que: “Fue una clase de respuesta a una demanda manifestada por una compañera que soñaba con tener su propio álbum de fotos vestida de novia, a pesar de que no ha pasado por el altar”.
“Está dirigida al público cuya frustración por no alcanzar su sueño dorado de encontrar el hombre perfecto con quien casarse le causa tristeza y vacío”; aclara la presidenta de Cerca Travel.
El paquete incluye un servicio completo de dos días para la realización de la boda.
Las novias pueden elegir entre varios paquetes, incluso hay disponibles bodas japonesas tradicionales, o los clásicos casamientos occidentales.
Muchos se preguntarán si ¿En realidad las japonesas se casan con ellas mismas? ¿Firman un papel en la prefectura? o Si deciden casarse más adelante, ¿Lo pueden hacer?.
Estas ceremonias están estructuradas para que la novia en solitario en el día uno elija vestido, flores y decoración de la mano de una asistente de Cerca Travel. En el día dos se peina y maquilla a la novia, para acudir luego al famoso jardín Shugakuin Kirara Sanso y realizar la sesión de fotos. Así se le da más realismo a la ocasión. Se finaliza con una fiesta y noche de bodas en un hotel de lujo (sola o acompañada).
Solo eso, fotos y fiesta, en algunos casos. No hay juez ni firma ni papeleo. El precio está entre los 2.500 a 3.125 euros.

¿Mejorar el autoestima o capitalizar el nicho?
Sobre esta práctica muchos se han mostrado escépticos, sin embargo, las bodas en solitario se celebran en todo Japón, y cada vez más empresas relacionadas a las bodas se involucran con la tendencia.
Aim Tokyo Harajuku es un estudio fotográfico en Shibuya que lanzó un sitio web dedicado a bodas en solitario y más de 300 mujeres han utilizado sus servicios desde su lanzamiento (cifra hasta 2020). El servicio de fotografía de bodas permite a las familias registrar su crecimiento y recompensa a las madres que pensaron que nunca llegarían a ver a sus hijas con un vestido de novia .
Las compañías nupciales también han ingresado al mercado, motivando a las mujeres a desviar supersticiones como la de usar un vestido de novia antes del matrimonio formal.
Para las mujeres, se casen o no, un vestido de novia puede ser un disfraz mágico que las haga sentir especiales.
Desde junio de 2018, Juvi Wedding Daikanyama, una tienda de ropa en Shibuya Ward, Tokio, implementó un proyecto de pago llamado «Tiempo de Princesa», que permite a sus clientes usar su vestido favorito y tomar fotos libremente con su teléfono inteligente.
A partir de diciembre de 2019, la tienda comenzó a preparar vestidos para que las niñas tomaran la idea de convertirse en princesas desde una edad temprana.
El Gobierno fomenta la carrera. El gobierno japonés anunció a finales del 2020 que invertirá US$19 millones en Inteligencia Artificial (Aplicaciones y páginas webs) para lograr emparejar personas solteras y detener el decrecimiento poblacional que tiene el país.

De acuerdo con los análisis sobre esta tendencia, resulta que las mujeres solo quieren tener una boda para ponerse un vestido de novia bonito y tener una gran fiesta donde haya comida y bebida de sobra y pasar un gran día rodeada de sus familiares y amigos.
La psicóloga Beatriz Goldberg dice que, ya que el casamiento es un fenómeno de individualismo donde se vive de apariencias, ocurre algo similar como cuando se compran premios o títulos y no importa si los elogios que se reciben son por logros reales o no.
El capitalismo sabe cómo apropiarse de las crisis de identidad que padecen los humanos. Es así como aparece todo este andamiaje económico que poco a poco consolida tendencias pequeñas que en muchos casos logra superar las barreras generacionales, territoriales, religiosas, ideológicas, y las bodas en solitario no serán la excepción. Es una manifestación del posmodernismo.
Está claro que las empresas involucradas con el mercado matrimonial en Japón están desesperadas tanto por “aumentar las tasas de matrimonio” como por generar profits de esta “tendencia”. Y aunque los matrimonios entre personas del mismo sexo son ilegales en Japón, los lugares pueden albergar estas ceremonias y no es necesario que estén ‘casados oficialmente’: un matrimonio solo es legal cuando está registrado en la oficina municipal de la ciudad.
Con una de cada diez personas identificándose como LGBTI en Japón, la inclusión de matrimonios entre personas del mismo sexo, se convierte en otro nicho que aunque sin duda impulsaría el mercado matrimonial entre parejas nacionales y extranjeras por igual, generará mayores beneficios a todas estas empresas nupciales. Veremos cómo se desarrolla en los próximos años.
Es razonable la importancia que se le daba en siglos pasados al matrimonio, ya que las mujeres no tenían derechos y en ciertos estratos sociales no tenían siquiera la oportunidad de desarrollarse laboralmente o profesionalmente, encontrar un buen marido era más una necesidad que una decisión libre y equitativa.
Esta tendencia ha cambiado y las mujeres tienen roles de mayor importancia, inclusive que los hombres, en varios espacios de poder de la sociedad japonesa.
Consecuencias demográficas
Japón es el primer país que se adentró en lo que se denomina la «transición demográfica» (envejecimiento y desaceleración de la población). Tiene la segunda esperanza de vida al nacer más larga de todos los países del mundo, con 84 años.
La población está envejeciendo rápidamente como resultado de las decisiones de las políticas económicas aplicadas después de la Segunda Guerra Mundial, seguido por una disminución en las tasas de natalidad. A partir de 2019, más del veinte por ciento de la población tiene más de 65 años y se prevé que aumente a uno de cada tres para 2030[1].
Estos cambios en la estructura demográfica han creado una serie de problemas sociales, en particular una disminución de la fuerza laboral en la población y un aumento del costo de las prestaciones de la seguridad social. Un número cada vez mayor de jóvenes japoneses no se casan o no tienen hijos.
Se espera que la población de Japón disminuye a alrededor de cien millones para 2050[2].
Estas afectaciones en la demografía del país son fruto de las preferencias individuales y colectivas ejercidas libremente, y no dejan de ser trascendentes los efectos que pueden generar a la larga. Entre ellos los más esperados son:
- El aumento de la carga de deuda pública sobre las generaciones futuras, que tendrán menos miembros.
- Aumento de la disidencia tecnológica, y
- Poca inclinación a tomar riesgos empresariales y de inversión.
Otro factor importante es que en una cultura que pone tanto énfasis en que los hombres sean el sostén de la familia, esto tiene serias implicaciones para el matrimonio y la maternidad. Los hombres que no tienen trabajos regulares no se consideran como cónyuges deseables; Incluso si una pareja quiere casarse y ambos tienen trabajos irregulares, sus padres probablemente se opondrán,
Las mujeres que buscan trabajo a tiempo completo con frecuencia también se encuentran en trabajos irregulares, lo que también tiene implicaciones para formar una familia, porque las horas son impredecibles y el salario es bajo. Pero es más un obstáculo para el matrimonio si un hombre no tiene un buen trabajo: aproximadamente el 70% de las mujeres dejan de trabajar después de tener su primer hijo y dependen del salario de su esposo durante algún tiempo.
Las comunidades anteriormente dominantes basadas en la región, el lugar de trabajo y la familia se fusionarán y derretirán, poniendo fin al mito de que una persona puede estar segura siempre que permanezca segura dentro de un grupo.
Hoy en día, muchos jóvenes experimentan una sensación de aislamiento y malestar difícil de articular dentro de esos grupos y, de hecho, a menudo parece ser precisamente cuando están rodeados de un gran número de personas cuando se sienten más ansiosos. El verdadero problema que debería preocuparnos no es el aislamiento físico, sino psicológico. Ya no hay ninguna garantía, si es que alguna vez la hubo.
En una sociedad solitaria donde el 50% de la población es soltera y el 40% de las personas viven solas, será fundamental que las personas desarrollen la capacidad de alcanzar la felicidad viviendo con éxito por sí mismas.
En los años venideros, probablemente veremos una tendencia creciente hacia una sociedad más fracturada, construida alrededor de individuos que viven solos. Habrá un cambio de una sociedad sólida o estable a una modernidad más «líquida», para tomar prestada la terminología del sociólogo polaco Zigmunt Bauman.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Jap%C3%B3n#cite_note-247 https://es.wikipedia.org/wiki/Jap%C3%B3n#cite_note-walia-246
[2] https://www.stat.go.jp/english/data/handbook/c0117.html#:~:text=In%202019%2C%20598%2C965%20couples%20married,29.6%20for%20brides%20in%202019.