Celulares inteligentes y funcionamiento cognitivo ¿Causa de demencia digital?
Por: Elizabeth Daza
A pesar de los avances tecnológicos, el cerebro humano sigue siendo un gran enigma y objeto de muchos estudios y en las últimas décadas, los científicos han observado cambios neurológicos relacionados con el surgimiento de la telefonía móvil y los celulares, pero ¿son éstos cambios positivos o estamos frente a un tipo de demencia digital y cómo se afecta nuestro funcionamiento cognitivo?
A pesar de que es reconocido que los teléfonos inteligentes son herramientas flexibles y poderosas, que cuando son utilizadas con prudencia, pueden aumentar la cognición humana, también se ha podido percibir de manera cada vez más evidente, que la utilización cotidiana de estos dispositivos puede tener un impacto negativo y duradero en la habilidad de los usuarios para pensar, recordar, prestar atención y regular emociones.
A medida que los dispositivos multimedia portátiles, como los teléfonos inteligentes, se han convertido en una parte cada vez más ocupante de nuestras vidas, también se han vuelto cada vez más capaces de complementar, o incluso suplantar, varias funciones mentales.
Y es que concretamente estos dispositivos se han convertido en nuestra herramienta casi única para muchas actividades como lo son: agendar contactos, organizar citas en el calendario, fuente de investigación e información, realizar cálculos sencillos, obtener direcciones y ubicaciones y además se encargan de la corrección de nuestra ortografía y gramática.

De esta manera, gran parte de nuestras responsabilidades recaen sobre un aparato, en el que confiamos casi ciegamente y esto puede generar que se reduzca nuestra actividad cognitiva hasta el punto en que esperamos incluso satisfacer nuestras necesidades afectivas por medio de los smartphones.
De hecho, para los profesionales que han investigado este tema se hace complejo el acercamiento a datos objetivos, debido a que es difícil reunir una población de personas que no utilicen dispositivos móviles y por este motivo se obstaculiza establecer grupos comparativos con personas que utilizan constantemente su dispositivo.
Esto nos muestra que es casi imposible establecer cómo trabajaría el cerebro humano hoy en día sin la dependencia de su celular sin embargo, una preocupación del siglo 21, que incluso precede los teléfonos inteligentes, es el aumento de la incidencia en el diagnóstico del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños, niñas y adolescentes.[1]
Función cognitiva y celulares inteligentes
Uno de los impactos más reconocibles del uso de la tecnología y los teléfonos inteligentes en nuestra vida cotidiana, es la manera en la que éstos pueden interferir o incluso interrumpir abruptamente cualquier tipo de tarea mental o incluso física que estemos desarrollando en un determinado momento.
De hecho, estudios demuestran que una vez que trasladamos nuestra atención a un teléfono inteligente con un propósito específico (consultar la hora, atender una llamada), los usuarios frecuentemente caen en una cadena de actividades posteriores, no relacionadas con la tarea específica que iban a ejecutar, generando así una interrupción sucesiva de tareas.
En el mismo estudio, llevado a cabo en 2017 por Laura E. Levine, doctora en desarrollo y psicología de la Universidad Estatal de Connecticut [2] demostró que estas rupturas de “adentro del celular” generan una gran distracción y que la finalización de una tarea en una aplicación específica puede retrasarse hasta un 400% por la interrupción involuntaria de otra aplicación.
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Además, la adicción al teléfono inteligente ya ha sido reconocida como un tipo de adicción conductual y el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) de la Asociación Psiquiátrica de los Estados Unidos ha reunido una serie de criterios diagnósticos que apuntan a confirmar la existencia de esta adicción.[3]

Esto influye evidentemente en los procesos de aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes y también adultos jóvenes en el momento de dirigir su concentración hacia algún tipo de actividad académica formativa ya que la constante revisión de los teléfonos estuvo relacionada directamente con la disminución de la capacidad retentiva de la información suministrada.
El desajuste sensorial que crea “cortocircuito” en el cerebro
En un artículo publicado en la revista Quiropraxia en Sycamore Valley[4] de EE.UU. se evalúa el grado de degeneración cerebral que puede suceder por la utilización excesiva del dispositivo móvil planteando que se produce un “desajuste sensorial” por la sobreexposición al mismo y que esto a su vez profundiza las malas posturas asumidas por los usuarios de los teléfonos inteligentes.
El estudio explica que la utilización constante del celular genera una sobreestimulación de algunos campos cerebrales mientras que otras partes del cerebro dejan de ser estimuladas y preocupa saber que son precisamente lóbulos neurológicos relacionados con la solución de problemas, la motricidad fina y gruesa, con la capacidad de atención y con la memoria.
La evaluación se aplicó realizando resonancias magnéticas contrastadas a las personas del grupo en estudio mientras desarrollaban diversas tareas en sus celulares y los resultados arrojaron que se produce una especie de “cortocircuito cerebral” entre los campos cerebrales sobreestimulados y los campos cerebrales subestimulados.
Además, se demostró que las posturas corporales inadecuadas alteran la percepción sensorial, lo cual resulta difícil de descifrar para el cerebro ya que la información recibida no encaja con la información enviada.
Campos cerebrales sub-estimulados:
Lóbulo frontal: Los lóbulos frontales (derecho e izquierdo) intervienen en la función motora, la resolución de problemas, la espontaneidad, la memoria, el lenguaje, el juicio, el control de los impulsos y el comportamiento social. Cuando está subestimulada, se pierde la motivación, disminuye la capacidad de tomar buenas decisiones, se reduce la memoria y la resolución de problemas.
Lóbulo parietal: Los lóbulos parietales intervienen en la sensación y la conciencia espacial. Se trata de la capacidad de saber dónde se encuentra uno en el espacio (propiocepción). Cuando el lóbulo parietal está debilitado, al cuerpo le resulta difícil saber dónde se encuentra en relación consigo mismo y con otras cosas, lo que aumenta el riesgo de lesiones y puede provocar un dolor difuso en el cuello, la espalda o el hombro.
Cerebelo: El cerebelo recibe información de los sistemas sensoriales, de la médula espinal y de otras partes del cerebro y luego regula los movimientos motores. El cerebelo coordina los movimientos voluntarios, como la postura, el equilibrio, la coordinación y el habla, dando lugar a una actividad muscular suave y equilibrada. Al desactivar el cerebelo se reduce el movimiento coordinado suave y preciso, lo que da lugar a un mayor riesgo de lesiones y a una disminución del rendimiento deportivo.
Formación Reticular: Gestiona la postura y el tono muscular, regula la presión arterial, el ritmo cardíaco y la digestión. El 90% de toda la retroalimentación del cuerpo va a la FR. Si la FR no está en buenas condiciones se puede producir depresión, ansiedad, pensamientos oscuros o pensamientos de miedo.
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Campos cerebrales sobre-estimulados:
Lóbulo occipital: El lóbulo occipital es el centro de procesamiento visual del cerebro. Cuando pasamos un tiempo prolongado con dispositivos electrónicos sólo estimulamos nuestro sistema visual. No se establece ninguna conexión social, no hay problemas que resolver, ni siquiera hay que tomar decisiones. Simplemente procesamos los estímulos visuales.
Lóbulo temporal: El lóbulo temporal está implicado en la percepción auditiva y alberga la corteza auditiva primaria. Además tiene una gran importancia en la generación de emociones e integra distintos sentidos para almacenar eventos importantes en la memoria. Por este motivo, cuando es estimulado excesivamente se pueden producir alteraciones de la conducta como agresividad, ansiedad, euforia entre otras.
Hacer frente a la posesión de nuestros cerebros por parte de la tecnología móvil
La tecnología sigue avanzando y continúa filtrándose en nuestras vidas hasta el punto en que es difícil poder participar normalmente en la sociedad si no posees un dispositivo móvil, conectado a todas las cuentas bancarias, de correo electrónico, redes sociales y plataformas laborales.
En la actualidad, contar con un teléfono inteligente se ha convertido en una necesidad y no solo en un asunto de vanidad. Esto ha conllevado a que grandes corporaciones como Facebook (Meta), twitter, instagram, ticktock y otras plataformas de la mass media obtengan acceso directo, constante y autorizado a nuestro cerebro, a nuestra forma de pensar y aprender, a nuestro hábitos posturales y a nuestras emociones.
Estas corporaciones sacan provecho de la dedicación exclusiva de grandes sectores de la población a sus redes sociales y páginas web con el objetivo de utilizar el cerebro humano como vehículo para su beneficio monetario y al mismo tiempo generan más adicción con contenidos que escasamente valen la pena.
La subestimulación de ciertas partes cerebrales, encargadas del desempeño de tareas fundamentales produce una especie de “demencia digital” por la hipotrofia de estos campos y la pérdida de la capacidad neuronal.
Esto afecta especialmente a los y las jóvenes, quienes se encuentran en una etapa de vida especialmente vulnerable y en la que están formando su personalidad, sus criterios y sus valores, pero mientras pasan horas incansables en el celular, pierden la capacidad de pensar por sí mismos.
El lado positivo del cerebro humano y de su aptitud para socialización es que el mismo cuenta con lo que llamamos “neuroplasticidad”, esto se traduce en una inmensa capacidad para moldearse, formarse y cambiar, creando vías neuronales nuevas y alternativas para obtener un cerebro más ágil y con mejores capacidades cognitivas.
Debemos aclarar que los equipos tecnológicos, aplicados de manera adecuada y en su debida medida pueden ser una gran herramienta de estudio. Haciendo cambios sencillos en los hábitos digitales se puede prevenir la degeneración cerebral y estimulando positivamente el aprendizaje.
[1] Hábitos de tecnología móvil: patrones de asociación entre el uso de dispositivos, preferencia intertemporal, control de impulsos y sensibilidad a la recompensa (2016). Psicón. Toro. Rev. 23 1607–1614.
[2] Uso de medios electrónicos, lectura y distracción Distracción académica en jóvenes universitarios http://users.clas.ufl.edu/msscha/psych/electronic_media_distractibility_college.pdf
[3] Propuesta de criterios de diagnóstico para la adicción a los teléfonos inteligentes https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5112893/
[4] All Mixed Up: How Your Phone Is Causing A Sensory Mismatch https://www.sycamorevalleychiropractic.com/all-mixed-up-how-your-phone-is-causing-a-sensory-mismatch/#:~:text=Over%2DStimulated&text=The%20occipital%20lobe%20is%20the,simply%20process%20the%20visual%20stimuli