“Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”.
Libertador Simón Bolivar
El homenaje a un tricentenario de la UCV, devela el nivel de coloniaje del que está impregnada esta casa de estudios; en las sombras quedó el pensamiento bolivariano con el que se refundó a la Universidad Central de Venezuela el 24 de Junio de 1827, hace 195 años, con expresas bases jurídicas para una institucionalidad de educación superior autónoma en lo económico, para financiar sus actividades; en lo político, democratizando el gobierno universitario atándolo al voto de su comunidad y rompiendo con los cercos elitistas en las oportunidades de acceso. Fueron Bolívar y Vargas quienes dieron los primeros pasos en ¨la apertura necesaria para oxigenar una institución inmersa en el clima estamental y eclesiástico que había presidido su nacimiento y que la seguía dominando a la vuelta del siglo¨. (García Pelayo C: 2005:1).
En la actual Ley de Universidades (1970), se establece en su Artículo 2 que “Las Universidades son Instituciones al servicio de la Nación y a ellas corresponde colaborar en la orientación de la vida del país mediante su contribución doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas nacionales.”. Y en su Artículo 4 que: “La enseñanza universitaria se inspirará en un definido espíritu de democracia, de justicia social y de solidaridad humana, y estará abierta a todas las corrientes del pensamiento universal, las cuales se expondrán y analizarán de manera rigurosamente científica.” Pero la realidad del actuar y pensar de las autoridades de esta casa de estudios, solo ha sido coherente con la lógica colonial del saber, del poder y del quehacer institucional que no reconoce en nada a los sectores populares y productivos de este país; la mentalidad de esbirro occidental con la que se ha gobernado la UCV, también es una responsable histórica, tanto de los duros años que han vivido los venezolanos, como de su propia obsolescencia.
El homenaje al tricentenario cumplido el 22 de Diciembre del 2021, celebra la facultad otorgada al Colegia Santa Rosa de Lima por Felipe V y la iglesia, para que a cambio de la propagación católica ideológica a la que estaba destinada hasta ese momento, se enseñara Teología, Derecho, Medicina y Filosofía; bajo una estructura copiada de la Universidad de Salamanca, con la función de profesionalizar a una élite capaz de mantener el status quo de la hegemonía colonial, sostén financiero de la modernidad europea mediante el saqueo de recursos extraídos y ensangrentados por las manos de nuestros pueblos.
Ante esto, lo único que podemos decir es que lamentablemente hemos tenido una Universidad que ha mantenido las mismas formas de gestionarla desde hace 300 años; en la actualida es evidente por ejemplo la exclusión y el racismo institucionalizado que se ha aplicado en carreras como Medicina, conservadora facultad conocida por aplicar filtros socio económicos a sus aspirantes para desfavorecer el acceso de quienes se han esforzado hasta el triple en comparación con los hijos de los apellidos rimbombantes provenientes del norte global; o la reunión sostenida en el 2011 entre Cecilia Arocha, autoridades como Sara Levy, Decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FaCES), el vicerrector académico Nicolas Bianco, el vicerrector administrativo, Bernardo Méndez y la Oficina de Asuntos Públicos de la Embajada de Estados Unidos, el motivo de la entrevista se basó en la «preocupación» de las autoridades universitaria por la asignación del 30% de los cupos a bachilleres provenientes de los sectores menos favorecidos y excluidos históricamente por nuestra sociedad, el cuál es regido por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) del estado venezolano. Entonces, nada se parece más a aquella exclusión racial y subordinación al imperio como la del Colegio de Santa Rosa de Lima, que cumplió con el objetivo de mantener el dominio periférico de la población para tributar al centro metropolitano.
El axioma colonial sigue ahí, en una universidad obsoleta que se ha gestionado como una maquila de títulos más que como la primera universidad del país, que tiene muchos excelentes profesionales en el mundo, pero poca capacidad para aportar desde el conocimiento a la nación, a nuestro pueblo y a sí misma. Ante ello, es preciso formular la siguiente pregunta: ¿Qué sentido tiene homenajear un tricentenario de la UCV?
El de desarraigarnos de nuestra identidad y de nuestro territorio. Un ejemplo de ello es lo que Luis Britto García ha denominado el “vaciamiento de contenido nacionales”, donde hace referencia a la eliminación de cátedras como Derecho de Minas e Hidrocarburos en la facultad de Derecho; o la de Economía Petrolera en la escuela de Economía durante la década de los 90 del siglo pasado. El propósito era claro: desarraigarnos de nuestro suelo para tributar a uno ajeno. A propósito, en la Escuela de Sociología, mantenemos una trinchera sobre la Política, la Sociología y la Economía petrolera que sigue brindando sus frutos no sólo con cátedras sino también con la promoción de importantes Trabajos Especiales de Grado como requisito para optar al título de Sociólogo.
El pensamiento bolivariano quedó solo como un símbolo moldeable discursivamente a los intereses del corporativismo que hoy gobierna la Universidad. El profesor Alberto Navas Blanco quién recientemente publicó un libro sobre la historia de la UCV a propósito del tricentenario, en una entrevista para El Nacional declaró lo siguiente:
«Hoy deberíamos contar con un busto de Felipe V en la Plaza del Rectorado de la UCV, pero el presupuesto universitario actual no alcanza ni para comprar papel. En realidad, es una vergüenza que ni siquiera tenemos una estatua del Libertador Simón Bolívar, pese a que somos la verdadera Universidad Bolivariana, pues Bolívar estudió y aprobó la reforma de sus estatutos republicanos.»
Esta contradicción no puede ser más obvia, agradecer a Felipe V es reivindicar el entreguismo de una sociedad que valida un estilo de vida que se parezca al de Occidente, que consuma y piense como Occidente a cambio de nuestros recursos. Quienes hoy celebran el tricentenario, no dignifican nuestra historia y el proyecto emancipador en el que la UCV de Simón, significaba para él la piedra angular de una sociedad verdaderamente original, en la que el conocimiento se abriese hacia el interior del país para forjar un proyecto nacional independiente, soberano y autónomo.
Pero no se equivoca Neruda cuando dice que Bolívar despierta cada 100 años con el pueblo. A cinco años de la próxima celebración del bicentenario de la declaración de los estatutos para la independencia universitaria, este pueblo está despertando y basta con ver las luces que embellecen nuestro campus gracias al esfuerzo de los patriotas que la han luchado por años como los de la Comisión Presidencial de la UCV o el naciente Movimiento de Egresados Revolucionarios, que bajo el nombre de «Juntos por el Patrimonio» y a pesar de las patrañas, alcanzó una gran victoria política y moral en las últimas elecciones de egresados que tuvieron lugar el 13 de julio este 2022.
Es ahora necesario continuar el proceso constituyente que se inició desde 1999 con el Pesidente Hugo Chávez, en el que se establezca un nuevo contrato social para la Universidad que tome en cuenta a los Movimientos Sociales, al Estado y a las empresas para forjar así un proyecto nacional donde la Universidad sea un espacio real de apertura universal a diversas corrientes de pensamiento, para empujar a este país desde la aceptación epistémica de lo qué somos y asumiendo nuestra identidad latinoamericana. Basta ya de importar culturas, de desarraigos identitarios que se incentivan desde la UCV y hasta desde el gobierno mismo, quienes quizás víctimas de esa colonialidad del saber reproducen esas ideas al reivindicar el tricentenario.
La Universidad Central de Venezuela nació con Bolívar y Vargas hace 195 años para forjar una patria nueva para el campesino, el indígena y para alojar en ella todos aquellos saberes que tributen a procrear ese sistema de gobierno perfecto, generador de la “mayor suma de felicidad posible” como sentenció el Libertador en el discurso de Angostura de 1819.
Venezuela se recupera lentamente de una situación económica muy compleja, el país vivió momentos muy difíciles entre los años 2013 y 2018 en los que las sanciones económicas y el bloqueo impuesto por EE.UU. y Europa sumergieron al pueblo venezolano en una profunda crisis económica, ahora se avista una luz de esperanza con el crecimiento de los emprendimientos que demuestran una vez más la valentía, creatividad y capacidad de innovación de su población.
Indicó además que «…logramos un porcentaje superior al 80 en abastecimiento cuando estábamos en un 20 por ciento (…) por primera vez en 120 años, el 80 por ciento de los alimentos se producen en Venezuela.»
Y es que desde el año 2018 el Presidente Nicolás Maduro había lanzado el Plan de Recuperación Económica, el cual contaba con 9 líneas estratégicas principales para impulsar el crecimiento económico.
Estas líneas consistieron en: establecer un equilibrio fiscal y de las leyes tributarias, nuevas políticas cambiarias, continuar la salarización de los ingresos al 100%, establecer los precios de los productos conforme el sistema cambiario real, elevar la producción, aumentar los ingresos de divisas, la expansión del Petro como moneda internacional, mejorar el sistema de transporte nacional y consolidar el sistema de protección social de los venezolanos.
Para lo que va del año 2022 ya la población venezolana refiere que percibe el cambio de la situación económica y que aunque aún queda un gran camino por recorrer, impulsar los emprendimientos representa una ficha clave para lograr un nivel de estabilidad para el país.
4 indicadores de la recuperación económica de Venezuela
Adicionalmente, para marzo del año 2022 se registró la cifra más baja desde septiembre del año 2012 alcanzando una tasa de inflación mensual de 1,4%.
2. Aumento de la producción petrolera
Para el mes de marzo de 2022 la producción petrolera de Venezuela aumentó, un 4% en febrero con respecto al bombeo de enero, de acuerdo con el reporte publicado en ese mes por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), basado en cifras oficiales.
Para principios del 2020, antes del comienzo de la pandemia y de la imposición de sanciones secundarias a las filiales de la compañía petrolera nacional rusa Rosneft (que estaban ayudando a PDVSA a eludir las sanciones comercializando la mayor parte del petróleo de Venezuela) ya se estaban produciendo unos 900.00 barriles de petróleo diarios.
La pregunta es si la producción de petróleo de Venezuela podría seguir aumentando entre 100.000 y 300.000 barriles diarios para alcanzar el millón de barriles diarios de la capacidad estimada.
3. Pronósticos de crecimiento económico
Entre instituciones y expertos en economía existe un consenso casi unánime en torno a la posibilidad de que la economía venezolana seguirá creciendo en 2022.
Las estimaciones, eso sí, varían de forma significativa. Así, el Fondo Monetario Internacional proyecta un crecimiento de 1,5%, mientras que un informe del banco Credit Suisse citado por la agencia Reuters estima el incremento del PIB venezolano para este año en 20%.
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, señala que esa consultora prevée que el PIB crezca 8% y que el consumo privado lo hará en un 12%.
Impulsando los emprendimientos del pueblo y para el pueblo
El 13 de octubre del 2021, los diputados de la Asamblea Nacional aprobaron en segunda discusión la Ley para el Fomento y Desarrollo de Nuevos Emprendimientos, la cual busca ofrecer la protección económica y jurídica a todas las actividades comerciales de bienes y servicios ofrecidas por los emprendedores en Venezuela, para consolidar el desarrollo sostenible de la nación.
Además, la ley debe garantizar un plan de formación y protección para los emprendedores, simplificando los trámites y ejecutando políticas públicas para que se conviertan en pequeños y medianos empresarios.
A través de la plataforma Emprender Juntos, creada por el Gobierno nacional, los y las emprendedoras venezolanas tendrán un espacio para el registro, capacitación a distancia, financiamiento y el acceso a una sólida red de emprendedores que ayuden a dinamizar la economía real del país.
Sin embargo, emprender negocios en Venezuela actualmente aún representa un desafío y según datos de 2021 del Global Entrepreneurship Index, Venezuela ocupa el puesto 126 de 137 países, donde los emprendimientos tienen mayor dificultades.
Este mismo ente reveló en un informe de 2021 que en Venezuela se crean 2.000.000 negocios anualmente, pero la mayoría de estos no supera los tres años y medio de existencia.
Esto se debe principalmente a las dificultades que enfrenta el país, no solo a nivel económico sino también con respecto a otras condiciones como son el transporte, el agua, la electricidad, la dificultad para importar maquinaria entre otros.
Por todo lo mencionado anteriormente creemos que el nacimiento de nuevos emprendimientos en Venezuela es un pilar fundamental para el crecimiento de la actividad económica ya que esto impulsa además a la población generar ingresos de manera creativa e innovadora, fomentando la autosustentabilidad y el sentido de pertenencia.
El pueblo venezolano ha demostrado que se engrandece ante las crisis impuestas desde afuera como las internas, las cifras mostradas anteriormente son un claro indicador que los esfuerzos del Estado de venezolano y la gran resiliencia del pueblo han dado frutos y no tardaran en colocar nuevamente a Venezuela en el rol de liderazgo que en la región tuvo años anteriores bajo la consigna de socialismo y Patria Grande.
I.- El Estado en la Venezuela del siglo XX fue un Estado amorfo y elitesco
Primeramente, comienzo señalando que al igual que la mercancía, el Estado, no es una realidad ontológica, es decir, no siempre existió. En efecto, el Estado nace de la sociedad, pero solo en el momento en que esta alcanza cierto nivel de desarrollo económico, lo cual tuvo como requisitos previos, entre otros, la propiedad privada y la división de la sociedad en clases, por lo cual, también se está en presencia de una división social del trabajo y está presente una fuerza superior que facilita esa división. De manera que, el Estado nació como producto de las contradicciones internas de la sociedad, siendo estas contradicciones la base de los antagonismos sociales. En virtud de esto, inexorablemente la clase económicamente dominante se convierte también en la clase políticamente dominante, desarrollando medios apropiados para la represión y explotación de la clase oprimida.
Por esto no es casual que ya en el Manifiesto del Partido Comunista (1848), Marx y Engels, planteaban acertadamente que “la historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”. Esta máxima del marxismo que se aplica a las sociedades divididas ya en clases tiene su fundamento científico en el análisis del devenir histórico de la humanidad, a partir de la división de la sociedad en clases y la aparición en la escena social de los explotadores y los explotados que establece una relación entre ambos polos humanos, en la que los primeros, por la fuerza del poder y de la ley que ellos mismos han diseñado, formulado y establecido, se han arrogado el derecho de expoliar hasta limites insostenibles a los segundos[2].
En suma, la lucha de clase está condicionada por el antagonismo entre las clases sociales cuyos intereses son opuestos. Las clases dominantes tratan de perpetuar las relaciones de producción y explotación existentes, pues son esas relaciones las que les permiten su existencia como clases privilegiadas. En el caso de nuestra América Latina, actualmente es evidente que el polo de la dominación está integrado por las clases oligárquicas subordinadas a la burguesía imperialista trasnacional, mientras que el polo de la emancipación o de quienes luchan contra las injusticias lo constituyen los trabajadores de la ciudad y el campo, así como también los pueblos indígenas y afrodescendientes, incluidos los sectores medios, las mujeres, los estudiantes, entre otros.
En segundo lugar, en lo moderno, el concepto de Estado Nación refiere desde el primer momento con el acuerdo de Westfalia (1648) la existencia de una población conformada en comunidad social sobre un territorio particular, que reconoce y acepta un poder soberano que emana de la misma. En esta visión juega también un papel predominante la restauración inglesa de 1660, así como la revolución norteamericana de 1776 y también la revolución francesa en 1789. Además, la idea de gobierno civil de Jhon Locke adquirió dimensiones reales, solo con la gran revolución de finales del siglo XVIII, cuando la burguesía logra consolidar su poder en la sociedad.
Huelga señalar que el desarrollo y consolidación de ese Estado burgués logra consolidarse como efecto de varios eventos particulares, tales como la expansión de una economía monetaria capitalista que permite el cobro de impuestos y la creación de ejércitos permanentes, lo cual condujo al desplazamiento de la vieja estructura feudal por el nuevo poder centralizado. Esto era de esperarse pues la formación histórica, económica y social del capitalismo había aparecido a finales del siglo XV y con mayor propiedad desde principios del siglo XVI.
Seguidamente, debo precisar que la sociedad venezolana que sale del siglo XIX, a pesar de toda nuestra gesta libertadora, liderada por Simón Bolívar, carece de un Estado moderno, entendido este en su versión liberal como la entidad cuya administración general retiene el monopolio legítimo de las armas destinadas al ejercicio de la violencia y la coacción física, para el resguardo del orden político y social vigente, cualquiera que sea el mismo, en el interior de un territorio determinado, que cuenta con un Ejército profesional y efectivamente nacional[3].
Desde luego, el Estado moderno, además debe verse como el ente que conduce la política y las relaciones internacionales y, para ello, debe contar con una hacienda pública unificada y un cuerpo burocrático administrativo profesional y estable, incluida una infraestructura institucional. En cambio, entrado el siglo XX, Venezuela es un país diezmado por las enfermedades[4], así como por el analfabetismo, con una economía, si se quiere, feudal o de tipo precapitalista, basada fundamentalmente en la exportación de café y cacao.
Sin embargo, desde 1914 cuando el petróleo ya comienza a jugar un rol más preponderante en la sociedad venezolana y con mayor ímpetu desde 1925 cuando ya el petróleo se constituye en el principal rubro de exportación venezolana y sus ingresos comienzan a regir la economía venezolana, Venezuela logra la construcción de un “modesto” Estado y la unificación del territorio, gracias al petróleo, pero cuya institucionalidad la determinaba Juan Vicente Gómez y sus acólitos a sus ancha, algo así como diría en la Francia del siglo XVII ( 13 de abril de 1655), el joven rey de apenas 16 años, Luis XVI: “ LꞌÉtat, c’ est moi” (Sic), vale decir, “El Estado soy yo” .
De manera que, entre el siglo XIX y siglo XX, Venezuela pasó de ser una sociedad fragmentada, dividida y violenta a otra integrada, y, por consiguiente, aquel Estado con todas sus imperfecciones -que llevó a Mariano Picón Salas a decir que el siglo XX venezolano comienza en 1935, tras la muerte de Gómez el 17 de diciembre de 1935[5]– va a desempeñar el papel principal y “modernizador” de la sociedad venezolana durante el siglo XX.
En consecuencia, la Venezuela petrolera que se posesiona en el siglo XX va a facilitar la superación de las carencias del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, me refiero, muy especialmente, a esa principal carencia como lo fue la de un Estado moderno, cuyas acciones tuvieran un alcance nacional efectivo, capaz de erradicar la fragmentación de la estructura de poder caudillista y que, a la vez, promoviera una “sociedad civil”[6] y política organizada para la participación cívica ampliada, no violenta; un Estado que al compás de los ingentes ingresos petroleros, fuese capaz de orientar sus esfuerzos hacia la conformación de una sociedad que cultivara los valores de la “convivencia pacífica” entre los diversos grupos, sectores y fuerzas sociales. Aunque, la cacareada “convivencia pacífica” y cohesión social no fue tal[7]. El 27 de febrero de 1989 –“El Caracazo”- así como la gesta histórica del 04 de febrero fueron puntos de inflexión.
En honor a la verdad, debe subrayarse que desde el 18 de octubre de 1945 con la instauración del “Trienio Adeco” y el nacimiento del populismo en el país, las instituciones fueron secuestradas. Ciertamente, el populismo en Venezuela nace durante el Trienio Adeco (1945-1948), ensayo político, liderado por Rómulo Betancourt que se instaura luego del derrocamiento de Medina Angarita. En efecto:
…con el golpe de Estado del 18 de octubre de 1945, llega a su fin el intento del régimen medinista de modernizar el Estado venezolano teniendo como referentes los paradigmas de la democracia liberal moderna; y de reorganizar la economía nacional de acuerdo a la dinámica y contenido del capitalismo normal. En su lugar, el ‘ proyecto octubrista’ reafirma, por un lado, el carácter petrolero (en los términos de la especialización propuesta por Estados Unidos en la ‘Carta Económica para las Américas’), parasitario y rentístico de nuestra economía; y, por otro, el proceso de conversión del Estado venezolano sin que se hubiese deslastrado del todo de la herencia gomecista (de su contenido autoritario y oligárquico) en una estructura de poder paternalista y populista, cuyas funciones principales han sido las de operar como mecanismo de distribución de la renta petrolera en favor de una oligarquía improductiva, y de servir de soporte económico e institucional de un sistema político-electoral pervertido y concebido para la manipulación clientelar de la sociedad venezolana (Battaglini, Oscar, 2004:305).
Grosso modo, esta visión populista sustentada en el ingreso petrolero será también la que guiará posteriormente la era “democrática” en el país comprendida entre 1958-1998. Teniendo como principales artífices a Rómulo Betancourt y a Juan Pablo Pérez Alfonzo, quienes, desde luego, tienen una visión suigéneris sobre la siembra del petróleo[8].
En consecuencia, aquel Estado no se guió por los valores y doctrina de nuestros libertadores, por el contrario, con el influjo del ingreso petrolero se consolidó un Estado burgués, elitesco, clasista que, en nombre de una falsa modernidad, buscó siempre privilegiar los intereses de las clases dominantes y también de las transnacionales petroleras en detrimento del interés nacional. Por esa razón, aquellos ingentes ingresos petroleros no se tradujeron en mejoras verdaderas para el pueblo, sino que más bien sirvieron para enriquecer las clases poderosas, mientras la desigualdad y la pobreza crecían estrepitosamente y esto ocurrió con mayor énfasis, paradójicamente, en el periodo de la mal llamada democracia representativa o puntofijista, valga decir, aquella que se apodera del país entre 1958 y 1998.
Indiscutiblemente, fue una dictadura que hizo del Estado que se erigió con los ingresos petroleros, un aparato totalitario que desapareció y asesinó a cientos de jóvenes por pensar diferente. Allí está la historia, allí están los archivos y también los familiares con sus dolores por los crímenes de los años 60, 70, 80 y 90 del siglo pasado, llevados a cabo por los gobiernos de AD y COPEI. El Caracazo, ocurrido el 27 de febrero de 1989 es una viva muestra de ello, más de 3 mil compatriotas asesinados por oponerse a las medidas neoliberales de Carlos Andrés Pérez en su segundo periodo (1989-1993). También se cometieron grandes masacres como la de Cantaura, El Amparo, entre otras que todavía duelen en el alma del pueblo.
En suma, aquel Estado postizo, conjuntamente con su falsa modernización fue una suerte de Politeia[9] que en lo interno privilegió los intereses de clase y uso su poderío para reprimir y oprimir a los sectores populares. En tanto que, en el plano internacional, fue un Estado lacayo a los designios del imperialismo gringo.
Tal situación de indolencia, exclusión social y de clasismo, es lo que va a explicar la llegada del presidente Hugo Chávez al poder el 06 de diciembre de 1998 y, por tanto, el nacimiento de la Revolución Bolivariana que hoy, a pesar de todo el acecho y las sanciones imperiales en contra del pueblo venezolano, como también en contra de la industria petrolera y de la economía nacional, seguimos y seguiremos llevando en nuestros hombros en defensa de las mayorías y, por eso, desde entonces podemos hablar en Venezuela de una verdadera transformación del Estado venezolano. Una transformación en correspondencia, por primera vez, con los preceptos del pensamiento bolivariano.
De allí que ha servido de referencia en este siglo XXI para los pueblos de nuestra América Latina[10]. Reglón seguido, debo subrayar que, en esto el presidente Chávez entregó hasta su vida y hoy el pueblo venezolano contra toda intemperancia, hace sus mayores esfuerzos en alcanzar la unidad de nuestros pueblos latinoamericanos que es una aspiración por encima de una integración acomodaticia y seguro estamos que lo lograremos.
II.- El caso de Venezuela Bolivariana
Sobre el Estado que estamos construyendo desde febrero de 1999 cuando la Revolución Bolivariana se posesiona como Gobierno, en nuestra opinión, la mayor demostración de estos esfuerzos descansa tanto en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela como en los tres Planes Socialistas que el pueblo venezolano ha venido acompañando bajo el liderazgo primero del presidente Hugo Chávez y ahora con el presidente Maduro. Me refiero al Primer Plan Socialista 2007-2013, el segundo Plan Socialista 2013-2019[11] y el actual Plan Socialista 2019-2025 que desde abril de 2019 se hizo Ley con el aval de la entonces Asamblea Nacional Constituyente (ANC) con el objeto de establecer sus parámetros y los del Sistema de Planificación Nacional y Popular, como orientación estratégica, planificación popular y sistemática para el desarrollo económico y social de la Nación y, por ende, buscando el obligatorio cumplimiento por todos los ciudadanos y ciudadanas[12].
Los dos últimos planes, representa una guía más acentuada y elaborada en torno a la construcción del Socialismo en el siglo XXI en comparación con el Primer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013. De allí que, el actual Plan socialista viene a constituir una nueva fase dentro de la Revolución Bolivariana. Sin embargo, todos tienen sus raíces en el pensamiento emancipador y revolucionario que plasmara el Comandante Chávez, principalmente, en la Agenda Alterna Bolivariana, por allá en julio de 1996. Desde luego, el ideario político del presidente Chávez antecede esta fecha e incluso la del 4 de febrero de 1992, todo lo cual puede visualizarse en un documento previo, intitulado el “Libro Azul”, en el cual ya se planteaba la necesidad de un proceso constituyente que luego se hará realidad en 1999 y dará nacimiento a la actual Constitución y al Estado y también a la institucionalidad del Gobierno que hoy tenemos en el país.
De hecho, en los primeros artículos de nuestra Constitución esto queda muy claro, toda vez que, en el artículo 1 se indica que “La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional”.
Asimismo, en el artículo 2 se indica que “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.
Mientras que, en el artículo 3 se subraya que, “El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución. La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines”.
Del mismo modo, en el artículo 4 se establece que “La República Bolivariana de Venezuela es un Estado federal descentralizado en los términos consagrados en esta Constitución, y se rige por los principios de integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad”.
Adicionalmente, en el artículo 5, se establece que “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”. Y, por si fuese poco, en el artículo 6 se señala que “El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”.
Estos aspectos medulares se encuentran más desarrollados y fortalecidos en los planes de la Patria que se han llevado a cabo y que aún se encuentra en marcha como lo es el tercer Plan Socialista de la Patria 2019-2025. De manera que, seguimos apostando por una transformación participativa y protagónica del Estado y, además, contemplamos la unidad y solidaridad con los pueblos de nuestra América y, más allá, por otro mundo es posible. Venezuela está comprometida, sin duda alguna, con la construcción de una nueva geopolítica mundial y, en ese sentido, reivindicamos la geopolítica de la pluripolaridad[13] y la diplomacia de los pueblos.
El panorama económico de América Latina se modificó en la primera década del siglo XXI al paso de los rápidos cambios en el equilibrio mundial. Dichas transformaciones se verifican en especial en los nuevos socios económicos de la región (enfrentados entre sí), socios entre los cuales se destaca China, sin descartar a los antiguos (los Estados Unidos en primer lugar), que, no obstante, han reducido su peso.
Para algunas de las más importantes economías latinoamericanas, China ha llegado a convertirse en una alternativa sólida, tanto en términos de mercado para las propias materias primas, como preciosa fuente de inversiones, en especial en el campo energético. Los viajes realizados en el transcurso de la década por las más altas autoridades de Beijing a diversos países de la región han abierto el camino a la intensificación de las relaciones con América Latina, cuyos intercambios con China prácticamente se han duplicado, al punto de volverse un socio estratégico para países como la Argentina, Chile, Brasil y Perú. (Zanatta, Loris:2016: 260). Todo ello sucede en el cuadro de un verdadero boom del comercio exterior latinoamericano, el cual se triplicó en los primeros ocho años del siglo por efecto del crecimiento mundial y la apertura comercial de la región. (Ibidem: 260-261).
A propósito, de acuerdo, con el general Vladímir Padrino López, ministro del Poder Popular para la Defensa, “la geopolítica es un método de estudio de la política exterior para entender, explicar y predecir el comportamiento político internacional, a través de variables geográficas. En otras palabras, es la ciencia que estudia la influencia de la geografía (en el sentido más amplio de su definición) en la vida política de los pueblos y en la proyección de su poderío; no en vano, a estos estudios antes de dárseles esta definición se les conoció como la ciencia del Estado, como explicaban Hennig y Körholz (1938, p. 71) en su obra Introducción a la geopolítica. Estos autores alemanes tomaban inalterado el concepto de geopolítica del científico sueco Kjellen[14], quien la entendía como ꞌla influencia de los factores geográficos, en la más amplia acepción de la palabra, sobre el desarrollo político en la vida de los pueblos y Estados’ (Hennig y Körholz: 1938, p. 6)”. (2022: 63)
Hasta ahora, no se ha producido entre los estudiosos del tema de la globalización un consenso para establecer realmente el inicio o nacimiento de este fenómeno, pensamos que, ello obedece a su complejidad, esencialmente porque se trata de un proceso multifacético que se ha ido incubando a lo largo de varias décadas, por no decir siglos. (Mujica Sánchez, Eleazar, 2022a:3).
Por lo cual, esto ha conllevado a que numerosos autores hagan diversas interpretaciones y ubiquen distantemente el inicio cronológico de ella, así encontramos que algunos autores la sitúen con el “Descubrimiento de América”, otros, tan sólo treinta o cuarenta años atrás, en tanto que ciertos estudiosos lo hagan a partir de los años 90 del pasado siglo, tras la caída de los Países Socialista del Este, cuando estos asumen a continuación la dinámica que impone el neoliberalismo, e incluso connotados autores y estudiosos de las ciencias sociales, como Jurgen Habermas, Boaventura de Sousa Santos, Francisco J Laporta, Will Kymicka, y todos los demás firmantes de la Declaración de Granada[15] la conciben sencillamente como un proceso inédito. (Ídem)
En todo caso es evidente que se trata de una nueva fase del capitalismo, iniciado tras el “descubrimiento” de América -como lo previó Marx y Engels en El Manifiesto del partido comunista-y más propiamente desde el siglo XVI, fase que se sustenta en los sustanciales cambios revolucionarios que ha experimentado las tecnologías especialmente de la comunicación y de las finanzas con lo cual se ha ampliado de un modo vertiginoso la interacción en lo económico, social, político y cultural, vale decir, una verdadera cosmovisión que incluye como punta de iceberg la financiarización.
Desde los centros de poderes y bajo el manto ideológico de la globalización neoliberal, vale decir las nuevas formas del capitalismo global y financiero, se nos pretende hacer creer equivocadamente que la única fuente posible de libertad se encuentra en el paradigma liberal, bajo el mercado y la democracia representativa que, sin duda alguna vienen a ser las dos caras de una misma moneda.
La religión o el dogma y tabú del mercado que, por cierto, antecede a Adam Smith[16], se asume en nuestros días como inexorable y la única ruta para organizar a la sociedad en todos sus ámbitos. En efecto, se le ha asumido hasta en los centros de enseñanzas como una cosmovisión y metarelato[17] capaz de garantizar la libertad absoluta del individuo, nada más alejado de la realidad y, a su vez, expresión de sometimiento, alienación y locura del libre mercado. Tal como lo ha subrayado Wallerstein “los liberales siempre han afirmado que el Estado liberal -reformista, legalista y algo libertario- era el único Estado capaz de asegurar la libertad. (2003:4)
Huelga señalar que la ideología del libre mercado desde la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)[18], pese al fracaso del Consenso de Washington[19], sigue haciendo un arduo esfuerzo en convertir las leyes económicas en leyes naturales, diseñando y empeñada -a pesar del rotundo fracaso en muchas latitudes- en aplicar unas políticas económicas estándar de aplicación universal[20].
Esta cosmovisión ha logrado echar hacia atrás conquistas que parecían irrenunciables, anulando las reglas, multiplicando las desigualdades y repitiendo con mayor frecuencia y profundidad las crisis. La financiarización, y el hiper individualismo posesivo, son sus rasgos más sobresalientes. Sobre el tema de las desigualdades dentro del modelo capitalista es importante subrayar que Amartya Sen, el premio Nobel de Economía en 1998, ha recalcado que comúnmente las hambrunas no son causadas por una falta de alimentos en general, sino por la falta de acceso a los alimentos por parte de los más pobres.
En concreto, esta globalización ha estado creando un tipo de ser humano muy diferente al del pasado: el ser humano que se integra psicológicamente a los mercados, pasando de la economía de mercado a la sociedad de mercado. En consecuencia, el mercado ya no sólo intercambia bienes y capitales. Por lo cual, desde los centros de poderes se arguye que el mercado es quien resuelve de la mejor forma los asuntos políticos y económicos-sociales y acabar con el Estado es la clave para garantizar la construcción de su cosmovisión. Esto viene a legitimar el estudio de la Mercancía con la cual Marx Inicia el primer capítulo de su Tomo I de El Capital, toda vez que Marx advertía la mercantilización progresiva de todas las cosas, incluidos los seres vivos y los humanos. En efecto, esto pone en evidencia el fetichismo de la mercancía, y su secreto, acápite último del capítulo de la Mercancía.
Afortunadamente, en Venezuela seguimos resistiendo y vigilante de que el proceso político bolivariano continúe su curso en correspondencia con los valores fundamentales que amalgama el pensamiento bolivariano con el marxismo bajo la perspectiva particular que trazó José Carlos Mariátegui en su método de interpretación marxista de la realidad latinoamericana que incluye el sujeto indígena, de modo que no se queda en el esquema marxista leninista tradicional de proletario/burguesía. En ese sentido, hay que deslastrase de todo populismo y de la cultura petrolera y adeca, así como de las prácticas de corrupciones que le son tan consustanciales en la historia[22].
Por otro lado, quiero advertir y reflexionar en torno a lo que significa la transformación del Estado en este contexto de hoy que Clausewitz[23] decía que la guerra es la continuación de la política por otros medios, y realmente, estaba en lo correcto porque, al final, las armas y las tropas en el fragor del campo de batalla solo cumplen designios políticos, defienden y logran o pierden intereses políticos. Asimismo, Lenin, el gran revolucionario ruso, argumentaba con mayor sabiduría que la política es economía concentrada, es decir, que detrás de toda decisión política, incluida la más extrema que es una guerra[24].
No hay duda en afirmar que, el actual gobierno de EEUU, de signo demócrata continuará en su intención al igual que su antecesor Donal Trump (Republicano) por intereses geopolíticos de cerrarle el paso a cualquier proyecto político en la región que contravenga sus intereses imperiales y la propuesta de socialismo en el siglo XXI y de alianzas de Venezuela Bolivariana con otros actores como la República Popular China y Rusia, jamás serán del agrado de la administración estadounidense. Para ellos, América Latina y el Caribe deben seguir comportándose como su patio trasero y todos los Gobiernos de la región deben ser serviles a su administración. Al respecto, conviene aclarar que América Latina, por su historia y cultura, es parte integrante de occidente.
Desde luego, quedan abiertas grandes y numerosas interrogantes, como, por ejemplo, ¿qué ocurrirá en este contexto con la clase obrera como sujeto social y económico y, por tanto, como motor de un proceso de emancipación[28]? ¿Hacia dónde y cómo irá el socialismo del siglo XXI? ¿Cuál Estado debe construirse para impulsar el socialismo en el siglo XXI?
¿Cómo puede llevarse a cabo la sustitución del Estado burgués por el Estado revolucionario que exige hoy las nuevas condiciones materiales -objetivas y subjetivas- en este siglo XXI? ¿Cuáles son las posibilidades reales en Venezuela y, más allá, en toda nuestra región, para la construcción del socialismo del siglo XXI? ¿Van las políticas económicas venezolanas -en el marco de una economía regida por el ingreso petrolero- por la ruta del socialismo? ¿Existe un balance sobre esto? ¿En dónde está? ¿Quiénes lo suscribe? ¿Habrá lugar para un debate? ¿Con quiénes?
Sobre estas interrogantes que, a nuestro juicio, forman parte del debate necesario, es importante puntualizar que un trabajo reciente de mi autoría (Desafíos para la construcción del socialismo en el siglo XXI. Una mirada desde la experiencia venezolana), al disertar sobre los retos para la construcción del socialismo en el siglo XXI en Venezuela Bolivariana, he subrayado que:
…con Gramsci, se pone en marcha una nueva estrategia eficiente para luchar por el socialismo y que se expande más allá del proletario como sujeto indiscutible de la revolución y es que Gramsci sugiere luchar en el terreno de las ideas y no circunscribirse a la lucha de clase proletario-burguesía en los términos tradicionales. Ciertamente, la realidad en marcha bajo una globalización neoliberal que cada vez se sustenta en una financiarización del capital, pone en evidencia la no homogeneización y no simplificación de la estructura de clases sociales que descanse en una masa proletaria homogénea que se enfrente a la clase capitalista, todo apunta que el actual desarrollo de las fuerzas productivas que presagian un nuevo paradigma industrial[29] ha hecho más compleja la estructura de clases, sin negar que la dualidad capital-trabajo siga en marcha. Esto nos debe llevar a un profundo debate sobre el socialismo y sus intríngulis en este siglo XXI”. (Mujica Sánchez, Eleazar, 2022c: 9)
Por ahora, como individuo político, seguimos empeñados en que la ruta a reivindicar es la del debate crítico. A propósito, es oportuno traer a colación a Aristóteles quien, a pesar de ser un liberal y defensor de la propiedad privada, en su extraordinario libro La política, deja en evidencia lo esencial de su pensamiento,tras exponercomo conclusión del capítulo primero de La Política, que:
La naturaleza arrastra, pues instintivamente a todos los hombres a la asociación política. El primero que la instituyó hizo un enorme servicio, porque el hombre, que cuando ha alcanzado toda la perfección posible es el primero entre los animales, es el último cuando vive sin leyes y sin justicia. En efecto, nada hay más monstruoso que la injusticia armada. El hombre ha recibido de la naturaleza las armas de la sabiduría y la virtud, que debe emplear sobre todo para combatir las malas pasiones. Sin la virtud es el ser más perverso y más feroz, porque sólo siente los arrebatos brutales del amor y del hambre. La justicia es una necesidad social, porque el derecho es la regla de vida para la asociación política, y la decisión de lo justo es lo que constituye el derecho. (1981: 12)
En suma, Aristóteles nos advierte que la naturaleza ha infundido en todos los mortales un impulso de sociabilidad y como el hombre que ha alcanzado el pleno desarrollo es el mejor de los animales, así también es el peor de todos cuando se independiza de la ley y de la justicia y se puede decir que concluye que la justicia está ligada a la polis, y, por tanto, tiene un valor político, porque la administración de la justicia , que no es sino la determinación de lo que es justo, es esa la regla de la comunidad política.
En virtud de esto sigue abierta como la mejor de las rutas el diálogo a lo interno de nuestro país, pero también con los pueblos del mundo que se enfrentan a las ingentes amenazas de una globalización neoliberal que busca menoscabar la soberanía de los Estados y colocar a estos como apéndice de un gobierno mundial liderado por los Estados Unidos en nombre del libre mercado y la democracia liberal y representativa.
Desde la sociología política, puede decirse que en la Venezuela que nace en 1999, con la llegada de Hugo Chávez al poder este invocó la Revolución Bolivariana y buscó transformar radicalmente la estructura política e instituciones de Venezuela en medio de furibundas batallas con la oposición y de violentas polémicas con los Estados Unidos.
Al respecto, bien se sabe hoy el esfuerzo inconmensurable que realizan en nuestra región los gobiernos que luchan por el socialismo del siglo XXI en su legítimo anhelo de blindar su soberanía y también se sabe cómo las transnacionales y los poderosos Estados al calor de la globalización neoliberal buscan vulnerar la soberanía de la periferia para hacer de los recursos estratégicos -principalmente petróleo-, vulgares commodities y, arráncale la prerrogativa de propiedad pública.
Por ello, no es casual que, la globalización económica, actualmente en curso, se nutra de la posmodernidad y del individualismo, difundiendo un capitalismo que parece globalmente organizado, bajo la potencia hegemónica de los Estados Unidos, aunque se trata de un proceso en marcha y en el que geopolíticamente, estamos en un esquema pluripolar. Ciertamente, hay potencias como China, Rusia y la India que ya están enfrentando y tazando nuevas realidades.
Por supuesto, nuestros países también intentan, en las medidas de sus posibilidades, utilizar el irreversible avance tecnológico para fortalecer sus proyectos socialistas en defensa del humanismo y también del medio ambiente y la ecología. Mientras tanto, la ideología neoliberal busca hacer de la financiarización y de las nuevas revoluciones tecnológicas una suerte de determinismo, buscando estandarizar al planeta bajo la egida de la cultura de masas, la publicidad -el fetichismo de la mercancía- y disfrazar con ello sus turbios intereses y su proverbial irracionalidad social y ambiental tras la pretensión de que todo el mundo adopte el irracional consumismo del “american way of life”. De allí la hipocresía de sus cumbres ambientales como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26)[30] celebrada en Glasgow (Reino Unido) del 01 al 12 de noviembre de 2021.
Todo ello está muy bien reflejado en la negación de los Estados Unidos de firmar el protocolo de Kioto en 1997. De manera que no es una postura nueva. Por el contrario, es su esencia y naturaleza.
Desafortunadamente, ante el auge de China, desde Occidente se tejen acusaciones contra China y la colocan, por si fuera poco, en los mismos moldes del capitalismo, cuando en realidad no es así, el proyecto chino es endógeno, el capital allí no se concibe como un fin en sí mismo y tampoco para una acumulación sino para ser distribuido y servir de instrumento para la transformación y mejoras, allí reina un socialismo con particularidades chinas. China no obedece en lo absoluto a los moldes del capitalismo anglosajón como lo han querido hacer ver desde Occidente.
Sociológicamente, China tras la búsqueda de una armonía social que permite corregir o apartarse de las desviaciones del hiperindividualismo e hipercapitalismo de occidente ha venido construyendo un modelo sui generis. En China, por ejemplo, impera el equilibrio social por encima del individualismo exacerbado que pone Occidente en un primer plano. En este sentido, el PCCh[31] ha sabido regular con éxito esa interrelación individuo-sociedad, preservando la energía productiva y creativa de los individuos. Otra diferencia es que China cuida por aminorar la brecha de la desigualdad e incluso tiene una lucha frontal contra la pobreza[32]. Por supuesto, también a diferencia de Occidente, China se encuentra todavía entre los países en desarrollo[33] y su renta media está aún lejos de la de los países ricos.
En suma, es necesario hoy más que nunca entender a China, pero hacerlo desde una interpretación no occidentalizada que tanto daño le ha hecho al análisis sociológico y económico, incluso al mismo marxismo. No en vano China se ha venido planteando el reto de lograr un crecimiento y desarrollo cada vez más equilibrado no sólo en lo económico, sino además en lo social y ecológico hacia adentro de su enorme economía. Además, el socialismo con particularidades china, le ha permitido a este gran país evitar la dominación por parte de Occidente y actualmente se encuentra pendiente el centenario de la nueva China en el año 2049 de manera planificada y sin improvisaciones, a fin de hacer realidad el sueño chino de la gran revitalización de la nación china.
A decir verdad, China nunca tuvo un nivel de vida como ahora. Todo esto además se ha venido reforzando con la gobernación y administración[34] del actual presidente Xi Jinping.
Sin ánimos de pecar de dogmatismo, está claro que, el único modelo societal realmente antagónico al sistema excluyente capitalista, es el socialismo cuya racionalidad no está reñida con el bolivarianismo y tampoco con los pensamientos autóctonos, desde el indígena hasta el emancipador de nuestra primera independencia, por el contrario, todo este cuerpo debe sincronizarse para interpretar y transformar acertadamente la realidad latinoamericana, como bien lo subrayó Mariátegui.
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[1] Sociólogo mención Summa Cum Laude (UCV). Primer promedio académico de la UCV con 19.72 puntos en el año 2003. Especialista en Política y Comercio Petrolero Internacional. Doctor en Ciencias Sociales (UCV). Profesor de Economía Política y de Seminarios en temas de política, economía y sociología del petróleo. Jefe del Departamento de Análisis Económico, Político y de la Planificación, Escuela de Sociología-FaCES-UCV. Profesor del posgrado en Economía y Administración de Hidrocarburos- FaCES-UCV. Merecedor en dos oportunidades de reconocimientos en el ámbito de investigación académica, otorgada por el vicerrectorado académico de la UCV.
Premio José Félix Ribas, otorgado por la Presidencia de la República, Palacios de Miraflores, 12 de febrero de 20004, entre otros reconocimientos por desempeño y promedio académico. Ha publicado diversos trabajos y varios libros, entre ellos: Petróleo y Socialismo en el siglo XXI (Dedicado a Carmelo Laborit, fundador de la Liga Socialista y a Arturo Cardozo, ultimo senador patriota de la Revolución Bolivariana). Los retos de la OPEP en el siglo XXI -Un análisis al calor de la política petrolera venezolana-.
Por más de 20 años ha orientado su línea curricular a la investigación académica petrolera. Además, ha sido tutor de Trabajos Especiales de Grado en pregrado y posgrado en materia de política, sociología y economía petrolera.
Igualmente, ha desempeñado responsabilidades en el ámbito diplomático como Consejero en el ámbito económico-petrolero y también como encargado de Negocios en la República Argelina Democrática y Popular. También, desempeñó varias responsabilidades en PDVSA en Inversión Social, Educación Petrolera, Análisis de Entorno y como líder de contenidos para planificación, monitoreo y análisis de entorno (2003-2017).
Dirigente estudiantil de Educación media. Presidente del Centro de Estudiante en el Liceo Dr. Carlos Francisco Grisanti. Rio Caribe Estado Sucre (1988-1993). Fundador y presidente del Movimiento Estudiantil Rescate (1988-1993).
En agosto de 1994 fue allanado por la extinta Disip en su residencia en La Pastora por una carta que el hoy presidente Nicolás Maduro enviará con él para Carmelo Laborit (comandante Rufo, fundador de la Liga Socialista). El caso lo defendió el hoy fiscal general de la República, Tarek William Saab.
Fundador de los Comités Patrióticos con Hugo Chávez en el estado Sucre en 1997. Fundador de los periódicos Trinchera y Por si no lo sabía. Candidato a diputado por el chavismo en el estado Sucre en noviembre de 1998.
Fundador de la Casa del Senado Patriótico, con el entonces senador Arturo Cardozo en el estado Trujillo en enero de 1999.
Dirigente estudiantil y presidente del Centro de Estudiantes. Escuela de Sociología-FaCES-UCV (2002-2003).
En tanto que, en Economía y sociedad, Weber, lo expone más claramente al afirmar “antes bien, sociológicamente el Estado moderno sólo puede definirse en última instancia a partir de un medio específico que, lo mismo que a toda asociación política, le es propio, a saber: el de la coacción física. ‘Todo Estado se basa en la fuerza’, dijo en su día Trotsky en Brest-Litowsk. Y esto es efectivamente así. Si solo subsistieran construcciones sociales que ignoraran la coacción como medio, el concepto de Estado hubiera desaparecido; entonces se hubiera producido lo que se designaría, con este sentido particular del vocablo, como ‘anarquía’. Por supuesto, la coacción no es en modo alguno el medio normal o único del Estado -nada de esto- pero sí su medio específico. En el pasado, las asociaciones más diversas -empezando por la familia-emplearon la coacción física como medio perfectamente normal. Hoy, en cambio, habremos de decir: el Estado es aquella comunidad humana que en el interior de un determinado territorio -el concepto del ‘territorio’ es esencial a la definición- reclama para sí (con éxito) el monopolio de la coacción física legítima. Porque lo especifico de la actualidad es que las demás asociaciones o personas individuales solo se les concede el derecho de la coacción física en la medida en que el Estado lo permite. Este se considera, pues, como fuente única del ‘derecho’ de coacción. (1993:1056)
En esencia, el Estado es un ente de decisión y acción, que instituye un orden normativo dominante en la sociedad y asegura su vigencia en un ámbito territorial determinado, Weber, en concreto, lo define como la asociación política que logra el monopolio legítimo de la coacción física para el mantenimiento del orden vigente.
No obstante, Gramsci criticó la concepción del Estado gendarme, del Estado guardián nocturno, presente en la ideología liberal, que “(…) quiere significar un Estado cuyas funciones están limitadas a la tutela del orden público y del respeto de las leyes, por cuanto esta concepción ignora que (…) en esta forma de régimen (que por otro lado no existió jamás sino como hipótesis limitante, en papel) la dirección del desarrollo histórico pertenece a las fuerzas privadas, a la sociedad civil, que es también Estado, o mejor, que es el Estado mismo”. (2018: 177)
Desde luego, el marxismo tiene otra concepción sobre el Estado, tanto Marx, como Lenin en su libro: El Estado y la revolución, lo deja claro, y Gramsci hace lo propio también como vocero del marxismo.
[4] Para tener una idea es en 1936 cuando se produce la creación del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, hoy Ministerio del Poder Popular para la Salud.
[5] Realmente, Picón Salas expresó lo siguiente: “Podemos decir que, con el final de la dictadura gomecista, comienza apenas el siglo XX en Venezuela. Comienza con treinta y cinco años de retardo. Vivimos hasta 1935 como en un Shangri-La de generales y orondos rentistas que podían ir cada año a lavar o intoxicar sus riñones en las termas y casinos europeos; o por contraste, en una fortaleza de prisioneros y en el descampado del espacio rural –llano, montaña, selva– donde el pueblo hacía las mismas cosas que en 1860; sembraba su enjuto maíz, comía su arepa y su cazabe; perseguía alguna vez al tigre y a la serpiente, o escapaba de las vejaciones del Jefe Civil. Los desterrados, principalmente los jóvenes que regresan a la muerte del tirano, traen de su expedición por el mundo un mensaje de celeridad. Era necesario darle cuerda al reloj detenido…” (1983: 17-18).
No obstante, sin ánimo de restarle contundencia a lo afirmado por Picón Salas, la Venezuela de 1935, a pesar de la autocracia de Gómez es una Venezuela diferente de la Venezuela de la de finales de 1908 cuando Gómez destrona a su compadre Cipriano Castro y asume las riendas del país. El influjo del ingreso petrolero transformó al país, pese que no se modernizó ni tampoco se logró un desarrollo de tal magnitud de las fuerzas productivas que conllevara la siembra del petróleo o diversificación de la economía venezolana. Pero, no se puede negar la diferencia abismal de la Venezuela petrolera con respecto a la Venezuela regida por la incipiente economía agrícola.
“Antes del petróleo, Venezuela es un país de persistencia rural donde el campo constituyó todo el eje de la vida política y económica primero regida por el cacao y luego por el café. De modo que, Venezuela es para entonces un país eminentemente agrícola, pero no al estilo de una agricultura de desarrollo como lo era la Argentina desde principios ya del siglo XX, sino una agricultura de modesto desempeño. Era de tal característica nuestro perfil agrícola que no llegamos, en ningún momento, a ser un espacio prioritario para la corona española. (Mujica Sánchez, Eleazar, 2019:74)
[6] No se olvide que la idea de sociedad civil nace junto con el pensamiento liberal (siglo XVII), y constituye uno de sus elementos básicos. Ciertamente, la idea de sociedad civil nació en la ideología burguesa como expresión del interés de esta clase por limitar el poder del Estado entonces existente, aún no burgués, y delimitar una esfera de acción legítima y resguardada de su autoconstitución como clase, en tanto sujeto social.
A diferencia de aquel momento en los siglos siguientes tomó mayor cuerpo y hoy en día para muchos neoliberalismo y sociedad civil están directamente vinculados al concepto de democracia y todo ello en aras de buscar limitar el poder del Estado. De acuerdo con Gramsci la sociedad civil es entendida como el espacio en donde se producen y difunden las representaciones ideológicas, pero Gramsci diferencia entre sociedad civil y sociedad política. En tal caso, la sociedad civil estaría formada por el conjunto de los organismos vulgarmente llamados privados (iglesia, sindicatos, escuelas, etc.) que posibilitan la dirección intelectual y moral de la sociedad mediante la formación del consentimiento y la adhesión de masas. La sociedad civil está articulada por múltiples organizaciones sociales, de carácter cultural, educativo, religioso, pero también político e incluso económico. A través de ella se difunde la ideología, los intereses y los valores de la clase que domina el Estado y se articula el consenso y la dirección moral e intelectual del conjunto social.
Mientras que, el de la sociedad política corresponden a la función de hegemonía que el grupo dominante ejerce en toda la sociedad o del dominio directo que se expresa en el Estado, en el caso de las democracias liberales, a través del consenso están los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial; pero, además, las fuerzas armadas (ejército, armada, aviación, etc., según el país) y las fuerzas policiales. Al respecto no hay que olvidar que esta división en sociedad civil uy sociedad política es una división meramente analítica y didáctica como dice en ocasiones Gramsci.
En suma, mientras la sociedad civil cumple la función de consenso, la sociedad política comprende lo que comúnmente llamamos el Estado o el Estado de Gobierno. Sobre esto, sugerimos revisar: Gramsci, Antonio (2018): Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno.
Ya antes para Marx estaba claro que la sociedad civil pertenece en exclusiva al ideario burgués. Por lo cual no hay un horizonte válido de reflexión desde el marxismo en torno al tema de la sociedad civil.
Por su lado, para Wallerstein, “la ‘sociedad civil’ sólo puede existir en la medida en que los Estados existan y tengan la fuerza suficiente para sostener algo llamado la ‘sociedad civil’, que esencialmente quiere decir la organización de ciudadanos dentro del marco del Estado con el objeto de realizar actividades legitimadas por el Estado y para hacer política indirecta (es decir no partidaria) frente el Estado. El desarrollo de la sociedad civil fue un instrumento esencial en la erección de los Estados liberales, pilares del orden interno y del sistema mundial, Además, la sociedad civil fue utilizada como símbolo aglutinante para la instalación de estructuras estatales liberales donde aún no existían. Pero, sobre todo, históricamente la sociedad civil fue un modo de limitar la violencia potencialmente destructiva de y por el Estado, así como de domeñar a las clases peligrosas.
La construcción de la sociedad civil fue la actividad de los Estados de Europa occidental y Estados Unidos en el siglo XIX. En la medida en que la construcción del Estado permaneció en la agenda del sistema mundial durante los primeros dos tercios del siglo XX, todavía se podía hablar de construir sociedades civiles en más Estados. Pero con la declinación de los Estados, necesariamente la sociedad civil se está desintegrando. En realidad, es precisamente esa desintegración lo que los liberales contemporáneos deploran y los conservadores festejan en secreto” (2005:8)
Por tanto, la idea de sociedad civil ha sido utilizada como soporte teórico de la proyección política neoliberalismo. De hecho, para la gran mayoría de estos la metáfora de la sociedad civil se ha convertido en sinónimo de antisocialismo.
Sin embargo, si bien en la izquierda latinoamericana el uso del término sociedad civil tuvo un signo político opuestos al que le imprimieron los disidentes este-europeos y los neoconservadores occidentales, en todas estas posiciones se manifestó una raíz conceptual común que estriba en la dicotomía Estado /sociedad civil.
[7] En opinión del profesor, periodista e investigador Rafael Ramón Castellanos -recientemente fallecido- “el Gobierno que ha dado mayores libertades en Venezuela ha sido el del presidente Hugo Chávez, al contrario de Rómulo Betancourt que tenía una obsesión por suspender órganos de prensa”.
Además, afirma Castellanos que la represión ideológica que ejerció Betancourt era dictatorial. Abarcó toda expresión del pensamiento y de la civilidad. Ya no era que se allanaban los órganos de las organizaciones y partidos políticos que no apoyaban incondicionalmente sus políticas, sino que también comenzaron a apresar a los articulistas y colaborares de las empresas periodísticas.
El profesor Castellanos sostuvo que el Gobierno de Betancourt fue el más represivo del siglo XX, incluyendo el mandato de Juan Vicente Gómez, con todo y que éste redujo las libertades a cero y llevó a periodistas y escritores a La Rotunda, ya que Betancourt reprimió de manera brutal a todos, sin importar tendencia. A su juicio, se ensañó especialmente con la gente de izquierda y sobre todo del Partido Comunista. La vida de los dirigentes del PCV Gustavo y Eduardo Machado, Gallegos Mancera, Guillermo y Servando García Ponce, Ramón Villaroel, Federico Álvarez y otros fue muy azarosa durante el Gobierno de Betancourt.
[8] En el caso, por ejemplo, de Arturo Uslar Pietri, a mi modo de ver, tuvo una intencionalidad manifiesta sobre la privatización de la siembra del petróleo.
[9] Siguiendo al filósofo marxista marroquí Alain Badiou, puede suceder como el mismo lo indica que puede emplearse al menos cinco palabras, según el contexto, en los diferentes pasajes en que se topa con “Politeia”: país, Estado, sociedad, ciudad, política. (2013:18).
[10] El nombre de América Latina surgió a mediados del siglo XIX, asociado al desarrollo de una identidad propia de los pueblos al sur del río Bravo y frente al expansionismo norteamericano.
Fue por cierto un venezolano, Francisco de Miranda el primero que se preocupó por una nueva denominación para esta parte del continente americano, al que se denominaba como Indias o Hispanoamérica, a fin de señalar de una manera inconfundible a la totalidad de las posesiones españolas de este hemisferio y también para distinguirla de los Estados Unidos de América. Todo esto comenzó a precisarlo incluso antes de estallar las luchas emancipadoras en las colonias españolas. De hecho, fue en 1788 cuando inventó el nombre de Colombia, nombre que ya había utilizado cuando elaboró su primer manifiesto independentista, titulado “Proclamación a los Pueblos del Continente Colombiano, alias Hispanoamérica”.
No obstante, en rigor el neologismo “América Latina”, que al parecer hizo su aparición a mediados del siglo XIX, tuvo como verdaderos padres al colombiano José María Torres Caicedo y al Chileno Francisco Bilbao, ambos entonces, por los años de 1856 residentes en Paris.
Huelga decir que a lo largo del todo el siglo XX y también a lo largo de este, el uso de América Latina terminó por imponerse de manera categórica sobre los otros nombres que ya indistintamente se venían usando como, por ejemplo, Hispanoamérica, América meridional (reiterado por Simón Bolívar), Nuestra América (usado por José Martí) Indo América por Víctor Raúl Haya de la Torres y más propiamente por José Carlos Mariátegui.
[11] Como se recordará el Comandante Hugo Chávez Frías, al inscribir su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), el 11 de junio de 2012, presentó, acompañado de su pueblo, el Programa de la Patria 2013-2019. Este fue aprobado por la voluntad popular en el marco de las elecciones presidenciales del 07 de octubre de 2012. Lamentablemente, a los pocos meses nos tocó sembrar al Comandante Chávez y se hizo necesaria la convocatoria de una nueva elección presidencial en la cual resultó vencedor, el 13 de abril de 2013, Nicolás Maduro, primer presidente chavista. Con esta nueva elección se ratificó, por segunda vez, el Plan de la Patria 2013-2019.
Posteriormente, el II Plan Socialista de la Nación 2013-2019, se convirtió, según lo publicado en la Gaceta Oficial N° 6.118 Extraordinario con fecha 04 de diciembre de 2013, en Ley de la República como manda la Constitución Bolivariana. Sobre esto puede verse: Mujica Sánchez, Eleazar (2015): El chavismo según Chávez nos indica que el Plan de la Patria 2013-2019 es la ruta de su legado.
[12] La puesta en marcha de esto tres Planes Socialistas aún adolecen de un balance sobre el alcance y logros en torno a sus objetivos.
No es casual que, a lo largo de la última década, China ha agudizado su enfoque en los países considerados en la zona de influencia de Estados Unidos. El comercio de China con América Central y América Latina se disparó de 18.000 millones de dólares en 2002 a 449.000 millones de dólares en 2021, lo que la convierte en el segundo socio comercial global de la región y en el mayor socio comercial de Brasil, Perú, Uruguay y Chile. Su inversión en la región también creció de forma espectacular, con su iniciativa “Belt and Road” (Franja y la Ruta), que ya se encuentra en 20 países de la región y supone una inversión de más de 140.000 millones de dólares.
En torno a esto, el doctor Orit Frenkel, director general de la Iniciativa de Liderazgo Americano, subraya que las inversiones de China son de carácter estratégico, centrándose en las infraestructuras y los puertos. También realizaron adquisiciones que le dan acceso a recursos naturales y materias primas clave.
Según Frenkel la relación de Estados Unidos con Centroamérica y América Latina se ha centrado a menudo en cuestiones polémicas como el narcotráfico y la migración, más que en la prosperidad regional.
En todo caso, a mi modo de ver esto pone en evidencia que es imposible que América Latina vuelva a ser la que fue en el pasado, puesto que los ya varios lustros de globalización han ampliado los horizontes internacionales de América Latina, en especial de Suramérica, cuyos países cultivan con más intensidad y beneficios las relaciones con otros socios, ya se trate de la República Popular China, Rusia, Unión Europea.
[14] Rudolf Kjellen, geógrafo sueco considerado por Hennig y Körholz como el padre de la geopolítica. (Padrino López, 2022: 63)
[15] Se trata de la Declaración firmada en el XXII Congreso Mundial de Filosofía Jurídica y Social, sobre el tema «Derecho y Justicia en una Sociedad Global», celebrado en Granada, España, mayo 2005. La misma fue firmada por Jürgen Habermas, Boaventura de Sousa Santos, Francisco J. Laporta, Nicolás López Calera, Manuel Atienza, William Twining, Robert Alexy, Luigi Ferrajoli, Elías Díaz,Neil MacCormick, Paolo Comanducci, Zhan Wenxian, Uma Narayan, Larry May y otros participantes en el 22º Congreso Mundial de Filosofía Jurídica y Social – 2005.
[16] Tomás Sedlácex, de origen checo, doctor en teoría económica, ex asesor del expresidente checo Václav Havel en 2001 y además catedrático en la Universidad Carolina de Praga, sostiene que “la lectura popular de Adam Smith es un mal entendido. Sostengo que su contribución a la economía es mucho más amplia que meramente el concepto de la mano invisible del mercado y el nacimiento del egoísta y egocéntrico homo oeconomicus, aunque Smith nunca usó ese término. Sostengo que su contribución más influyente a la economía fue ética. Sus otros pensamientos, ya sea sobre la especialización o sobre el principio de la mano invisible del mercado, ya habían sido expresados claramente por otros. Trato de mostrar que el principio de la mano invisible del mercado es mucho más antiguo y que se desarrolló mucho antes de Adam Smith. Rastros del mismo aparecen incluso en La epopeya de Gilgamesh, el pensamiento hebreo y el cristianismo, y es expresamente formulado por Aristófanes y Tomás de Aquino”. (2014:26-27)
[17] En este sentido, es importante hacer alusión a Francis Fukuyama y muy especialmente a su libro: El fin de la historia y el último hombre”, cuyatesis central, como se sabe, argumenta que la historia en su sentido hegeliano y marxista de evolución progresiva de las instituciones políticas y económicas humanas es direccional, progresiva y culmina en el moderno Estado liberal. Es evidente que, para Fukuyama, al contrario, d ellos marxistas, como él mismo sostiene este proceso de evolución histórica no culmina en el socialismo, sino en la democracia y en la economía de mercado.
[18] A juicio de Immanuel Wallerstein “la destrucción del Muro de Berlín y la subsecuente disolución de la URSS ha sido celebradas como la caída de los comunismos y el derrumbe del marxismo leninismo como fuerza ideológica en el mundo moderno. (…) Además, han sido celebradas como el triunfo definitivo del liberalismo como ideología. Esto es una percepción totalmente equivocada de la realidad. Por el contrario, esos acontecimientos marcaron aún más el derrumbe del liberalismo y nuestra entrada definitiva en el mundo ‘después del liberalismo’”. (Op, cit:3)
En mi opinión, el tiempo terminó otorgándole la razón a Wallerstein, pues no hay dudas en afirmar que el desastre generado desde finales del siglo pasado por el neoliberalismo al crear nuevos espacios de pobreza y marginalidad conllevaron el retorno de varios Gobiernos de izquierda y progresistas en la primera década del siglo XXI. Desde luego, en medio de tal oleada de Gobiernos se distinguen izquierdas y contextos diversos, puesto que no todas las izquierdas proceden del mismo modo ni todos los contextos están caracterizados por la ruptura con el pasado.
De cualquier manera, el inicio del siglo XXI se caracterizó por el creciente rechazo a la economía neoliberal en gran parte de América Latina y por el despliegue de respuestas que buscaron incrementar el rol del Estado en el manejo de la economía
[19] Dados sus rasgos dominantes, los años noventa suelen ser recordados como la era del Consenso de Washington, sintagma con el cual se alude, a menudo en tono polémico, a una época de armónica sintonía entre el Gobierno de los Estados Unidos y los grandes organismos financieros internacionales, quienes acordaron imprimir una brusca aceleración a la liberalización de los mercados latinoamericanos. Dicha expresión se transformó en sinónimo de neoliberalismo, es decir, de una filosofía económica fiel a los dictados del monetarismo y determinada a desmantelar el Estado o bien a crear un Estado mínimo, desinteresado de las políticas del welfare, lo cual tuvo como consecuencia, entre otras, el agravamiento de la pobreza y la desigualdad en América Latina.
No obstante, aunque esa lectura sea admisible, es preciso distinguir casos y resultados. En primer lugar, es preciso recordar que el término “Consenso de Washington” fue acuñado en 1990 por el economista John Williamson, quien no escribió para proponer un determinado modelo de desarrollo neoliberal, sino para aludir a los elementos comunes y más adecuados para América Latina en las recetas económicas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Tesoro de los Estados Unidos, instituciones con bases en Washington. Se refería así a las recomendaciones de liberalizar el comercio, privatizar, adoptar tasas de cambio que favorecieran la competitividad, favorecer el ingreso de capitales extranjeros y brindar garantías jurídicas a la propiedad privada, pero también a las de adoptar reformas fiscales capaces de ampliar las bases de recaudación de impuestos y concentrar el gasto público en los sectores sanitario y educativo, de forma tal de favorecer la distribución de la riqueza, medidas estas con las que Williamson defendía propuestas ajenas a la filosofía neoliberal. (Zanatta, Op, cit: 233-234)
[20] En honor a la verdad en América Latina, las llamadas reformas no han cumplido sus promesas: el desempleo y la pobreza tanto antes de la pandemia de la Covid-19 como ahora han aumentado significativamente en las últimas décadas, mientras que el crecimiento y el Estado de bienestar está por debajo de los niveles alcanzados en décadas anteriores, especialmente durante los años cincuenta, sesenta y setenta, sin considerar los niveles alcanzados en Asia Oriental.
Sin obviar el desastre de la década de los 80 del siglo pasado y lo que ella significó para nuestra América, tras considerársele como la década pérdida, considero oportuno que Joseph Stiglitz, premio Nóbel de Economía, por lo menos, desde el año 2002 con su libro El malestar en la globalización, vienedenunciando que la manera como se sucedieron las reformas económicas por el modo, el ritmo y sin una debida visión amplia sobre la realidad particular de las sociedades en donde se aplicaron, no alcanzaron el éxito económico que pregonaban. En consecuencia, que la manera de realizar las políticas del Consenso de Washington, unidos a las limitaciones del modelo económico en el cual se basaban y a lo estrecho de la visión del desarrollo, hicieron que el período de los años 90 del siglo XX no fuera tan exitoso como se esperaba.
Tras aquel fracaso estrenuo se produce un punto de inflexión a finales de aquella misma década que marca su inicio por Venezuela con la Revolución Bolivariana liderada por Hugo Chávez tras la presentación de su proyecto antineoliberal plasmado en la Agenda Alternativa Bolivariana. Seguidamente, en la primera década del presente siglo se ampliará, como ya lo he manifestado, la llegada de Gobiernos progresistas o de izquierda al poder.
Como quiera que sea, con estos nuevos Gobiernos el Estado interviene más activamente en la economía y se incrementan las mejoras sociales en comparación con los años anteriores que tuvieron regidos por las políticas y directrices del libre mercado que como se sabe conllevaron una fuerte desregulación económica y una reestructuración global del Estado, lo cual terminó por acentuar las desigualdades existentes, al tiempo que generó nuevos procesos de exclusión, que afectaron a un conglomerado amplios de sectores sociales.
[21] A decir de Zanatta, América Latina sigue siendo una comunidad imaginada, una civilización con rasgos propios que la distinguen de otras; como tal, también es un mito. Tanto en la historia como en la actualidad, en el mundo político e intelectual y en el de la vida cotidiana, en los estudios o en la retórica, permanece vivo el mito político y espiritual de la unidad latinoamericana.
Todo lo anterior no quita, sin embargo, que la realidad acabara por dividir aquello que los mitos y el imaginario contribuían a mantener unido; lo cierto es que, con el tiempo, el principio unitario puso en evidencia sus propios límites. Para empezar, la unidad política no sobrevivió al derrumbe o declinar de aquello que la había hecho posible: la caída del imperio español y la decadencia del imperio portugués. Los proyectos unitarios y las invocaciones a la cohesión no impidieron la fragmentación política del continente en los numerosos estados de los que hasta hoy se compone.
Tendencias centrípetas y fuerzas centrifugas han escandido siempre- y continúan haciéndolo-el movimiento de la historia latinoamericana. Por un lado, están las pulsiones fuertes y recurrentes a la cooperación y a la integración, a la unidad política y a la comunión espiritual; por el otro, igualmente fuertes y recurrentes, permanecen las razones de la fragmentación. Por lo tanto, unidad y pluralidad son los dos polos de la historia latinoamericana.
Se entiende por unidad la idea de América Latina como concepto histórico, es decir, como el área del continente americano donde, desde el siglo XVI, fue implantada la civilización ibérica, la cual dejó allí como herencia la lengua y la religión, que a la vez son ejes de una visión del mundo y de un sistema de valores que han plasmado sociedad y mentalidad , y donde la pluralidad se vuelve evidente en las formas diversas que esa cepa común asume de país a país, e incluso de región a región.
No obstante, por su historia y por su naturaleza, el curioso mosaico humano que durante siglos se ha ido formando en América Latina se presta a reforzar el principio de unidad o bien a dar un impulso ulterior a la fragmentación. Favorece la unidad e n la medida en que se vuelve melting pot, es decir, la mezcla étnica y cultural capaz de dar vida a un conjunto humano original, mestizo por naturaleza propia. Favorece en cambio la fragmentación cuando las barreras entre sus componentes permanecen infranqueables. (Op, cit: 11-15)
[22] Sobre estas amenazas que por lo demás están a la orden del día en el proceso político de la Revolución Bolivariana, pero también por las mismas debilidades intrínsecas del Gobierno Bolivariano, pudiese resultar oportuno para la reflexión Bourdieu, Pierre (2000): Cosas dichas.
[23] “Vemos, pues, que la guerra no constituye simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de la actividad política, una realización de esta por otros medios”. Véase específicamente en su libro: De la guerra (2014), el capítulo 1 del libro primero Sobre la naturaleza de la guerra.
[24] De hecho, en su libro publicado en 1917: El imperialismo, fase superior del capitalismo, Lenin afirma en dos ocasiones que el “capitalismo es la producción mercantil en su más alto nivel de desarrollo: decenas de miles de grandes empresas lo son todo, y millones de pequeñas empresas no son nada” (2009). Esta verdad, evidente en 1917, es una vieja, una viejísima verdad y, sin embargo, en el contexto de hoy caracterizado por una hipertecnología y un mercado financiarizado, es más que evidente el poderío de los grandes monopolios de las transnacionales. Las pingues ganancias de los grandes monopolios farmacéuticos y del ramo de la medicina así lo ha puesto en evidencia, por ejemplo, con la pandemia de la Covid-19 que desde 2020 ha hecho sentir sus efectos sobre la salud, la economía y las finanzas a escala planetaria. Desafortunadamente, en mi opinión uno de los defectos de los ensayos de los periodistas, economistas, politólogos, sociólogos, entre otros, consiste en no tener cuenta las dimensiones y perspectivas histórica.
No obstante, para Lenin la política es la expresión concentrada de la economía. De allí que la política no puede menos de tener supremacía sobre la economía. En su opinión, pensar de otro modo significaba olvidar el abecé del marxismo. Al respecto, puede verse Lenin (1973): Una vez más sobre los sindicatos, el momento actual y los errores de Trotski y Bujarin.
[25] Sobre esto y las luchas que seguramente han de venir, sobre todo ahora que hay acciones de sanciones económicas y políticas por parte de los Estados Unidos contra varios países de nuestra América, pese a las diferencias contextuales y sin obviar las particularidades, es importante comprender que cunado Marx analizaba los procesos revolucionarios, en 1848, siempre hablaba de la revolución como un proceso por oleadas, nunca como un proceso ascendente o continuo, eso sí, permanentemente en ofensiva. Parte de este proceso por oleada lo inició Venezuela con Chávez desde finales del siglo pasado y luego lo continuó Brasil, Bolivia, Argentina, Uruguay y Paraguay, entre otros.
Posteriormente, se sucedió un repliegue, pero hoy se vislumbra un avance a tal punto que el otrora Grupo de Lima, instancia multilateral en principios conformada por 12 países que se estableció el 8 de agosto de 2017 – en diciembre de 2019 se le sumó Bolivia bajo el “Gobierno” fascista de Jeanine Añez. Del mismo modo, fue avalado por Barbado, Granada y Jamaica- y que con los auspicios de los Estados Unidos buscaba la intervención en Venezuela y llegó a desconocer los resultados electorales de las elecciones Presidenciales del 20 de mayo de 2018 en las cuales resultó reelecto el actual presidente Nicolás Maduro. Asimismo, reconoció, en enero de 2019, el absurdo gobierno interino de Juan Guaidó, diseñado por los Estados Unidos con el apoyo de toda la derecha transnacional.
Afortunadamente, en 2021 con el cambio de varios Gobiernos en la región y, por tanto, con el ascenso de Gobiernos progresistas el Grupo de Lima sufrió varias bajas, se debilitó y estos han pasado a reconocer al presidente Maduro como constitucional y legítimo de Venezuela y, en consecuencia, al abandonado el parapeto progringo y lacayo del Grupo de Lima. Tal han sido los casos de los nuevos Gobiernos de México, Bolivia, Perú, Argentina, Chile y también Colombia, tras el triunfo este 19 de junio de Gustavo Petro, primer presidente de izquierda en esa tierra por tradición oligárquica.
[26] En el año 2005 publicamos: Petróleo y Socialismo en el siglo XXI, como un esfuerzo en contribución por el debate del socialismo. Seguidamente, incorporamos en torno aquel debate necesario una serie de artículos, entre ellos: El carácter del socialismo en el siglo XXI.Igualmente, colocamos: El Partido único cubano: una valiosa experiencia para la construcción del socialismo en la Venezuela Bolivariana.
[27] Sobre esto deseo puntualizar que Lenin a medida que iba repasando los textos clásicos del marxismo iba poniendo cada vez más énfasis en los pasajes en los cuales tanto Marx como Engels subrayaban la necesidad del proletariado revolucionario de “abolir” el Estado capitalista y sustituirlo por el suyo propio. Al mismo tiempo aumentaba sus críticas a Karl Kautsky o Georgi Plejanov, que habían soslayado este aspecto fundamental de la teoría marxista. Al respecto, puede revisarse de Lenin: “El Estado y la revolución”.
Ya antes, Marx y Engels en el Manifiesto de El Partido Comunista, habían precisado en 1848 tras su publicación que “vemos, pues, con el establecimiento de la industria moderna y del mercado mundial, la burguesía ha conquistado, en el Estado representativo moderno, el dominio político exclusivo. (…) Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses de la clase burguesa”. (2003:44)
De cualquier manera, para Marx la maquina estatal es una máquina burocrático-militar en la mayoría de los Estados capitalistas.
[28] Sobre esto resultaría muy oportuno realizar una relectura de ElManifiesto del Partido Comunista de Karl Marx y Friedrich Engels, publicado el 17 de febrero de 1848 en Londres, al calor de la nueva arquitectura capitalista, sin desconocen que se mantiene la esencia del capitalismo como formación económica y social.
[29] Sobre el ámbito del desarrollo tecnológico, deseamos referir que “hemos ido del cuarto paradigma, es decir -la economía industrial- al quinto paradigma -vale decir la economía. postindustrial, basada en la tecnología de servicios financieros, IT -Inteligencia artificial-, telecomunicaciones, entretenimiento-” (Estulin, Daniel, 2020: 16). Se trata, básicamente, del cambio asumido principalmente por actores financieros, banqueros y especuladores. A propósito, en la actualidad, se estima que cerca del 70% del Producto Interno Bruto PIB global es producido por el sector terciario (vale decir, finanzas, investigación, educación, publicidad, informática y entretenimiento) que a su vez se maneja mediante la Red. De allí la primacía que ha tomado la financiarización, lo que quiere decir que ya el capital no es un hecho totalmente tangible, sino que ahora descansa fundamentalmente en lo intangible muy vinculado con la financiarización y con todo este mundo virtual que proveen las nuevas tecnologías. (Mujica Sánchez, Eleazar, 2022a,14)
[30] En este encuentro las naciones del mundo se comprometieron a tomar las medidas evitar el crecimiento de la temperatura de la tierra en 1,5°C para el año 2050, aunque importantes economías como China y Rusia (importante exportador de energía a nivel global), se comprometieron a cumplir estar metas para el 2060.
[31] El PCCh el 01 de julio de 2021 cumplió cien años de existencia. También el 01 de octubre de ese año la Revolución China cumplió 72 años de existencia. A propósito, entre el 08 y 11 de noviembre de 2021 en Beijing, en la VI sesión del XIX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), se examinó y aprobó la “Resolución del CC del PCCh sobre los importantes éxitos y las experiencias históricas del Partido en su centenaria lucha” y la “Resolución sobre la convocatoria del XX Congreso del Partido”.
[32] El 4 noviembre de 2020 en Beijing, en la V sesión del XIX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh)-, fueron anunciados los lineamientos para el XIV Plan Quinquenal (2021-2025). El 2020 fue el último año del XIII Plan Quinquenal (2016-2020), en tanto que el XIV Plan 2021-2025 que inició el pasado año se espera que marcará los primeros cinco años de la nueva etapa de China hacia la consolidación del socialismo de mercado como sustento económico y material de una sociedad moderadamente acomodada, próspera y moderna.
En torno al tema de la pobreza, el 25 de febrero de 2021, China afirmó la eliminación de la pobreza extrema en su territorio. Ciertamente, el presidente de China, Xi Jinping, declaró en esa fecha que el país ha concluido su “ardua tarea” de erradicar la pobreza extrema y afirmó que 98,99 millones de personas salieron de esa situación en los últimos 8 años. Realmente, impresionante como lograron salir de la pobreza 800 millones de chinos en los últimos 20 años.
[33] A principios del siglo XXI China era la sexta economía a escala mundial pero ya desde el 2018 se convirtió en la segunda economía mundial y en el primer potencial comercial a escala mundial, con las mayores reservas de divisas, el mayor sistema de seguridad social y la mayor producción de artículos industriales.
[34] Al respecto puede consultarse: Xi Jinping: La Gobernación y administración de China(Tomo I y II).
A propósito, Xi Jinping fue elegido secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) en el XVIII Congreso Nacional del PCCh, celebrado en noviembre de 2012. Seguidamente, en marzo de 2013 fue elegido presidente de la República Popular China.
En los últimos años Colombia ha estado marcada por una crisis caracterizada por la desaceleración económica que encontró su clímax en la pandemia del COVID 19 a partir del 2020, y que puso de manifiesto, al igual que en el resto del mundo, la debilidad de los sistemas sanitarios, que en el caso de Colombia estaban privatizados al igual que el resto de la vida social. ¿Qué se espera para las elecciones presidenciales?
Pero, en Colombia esto ha sido aún más grave, pues la crisis social y económica tiene una expresión militar, el conflicto social y armado de más de medio siglo, que intentó encontrar una salida pacífica con la firma del acuerdo de la Habana en el 2017, pero que fue traicionado por el bloque de poder hegemónico.
Esta traición del Estado terminó lanzando un grupo de excombatientes a retomar las armas, desmovilizando militarmente a otros bien intencionados que aún presionan la implementación y que suman casi a diario las cifras de víctimas de la guerra sucia, y acomodando a una camarilla clientelista de la antigua comandancia que disfrutan de las mieles de una Pax Romana1.
Alternativo a la grave crisis económica, la traición a los acuerdos de paz firmados en el 2017 y la profundización en el 2020 y 2021 por la pandemia, se ha vivido en Colombia unos años de estallido social constante en las calles, que ni siquiera la represión policial o el miedo al contagio logró apagar. Este estallido social protagonizado por diversos sectores de la sociedad colombiana llenó las calles y carreteras de Colombia y se mostró con más fuerza durante el 2021.
Las manifestaciones fueron acompañadas de la más fuerte represión por parte del gobierno de Duque y de una guerra sucia que ha cobrado la vida de miles de líderes y liderezas sociales así como excombatientes firmantes del acuerdo de paz.
Como era de esperarse, este estallido social que se tradujo en diversas movilizaciones y protestas, se ha moderado al acercarse las elecciones, el pragmatismo de la política ha sacrificado la protesta social por el cálculo en las urnas en la idea de no hacer ningún ruido que reste votos a la candidatura progresista del Pacto Histórico.
La sombra del paramilitarismo
Un elemento a tener en cuenta y que acompaña la caracterización de la actual coyuntura electoral es el papel del Clan del Golfo, estructuras paramilitares herederas de las antiguas Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que sacaron pecho a pocas semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
El Clan del Golfo, Clan Usuga, Urabeños o Autodefensas Gaitanistas, como también se les llama, decretó un paro que se extendió por casi una semana y que según las cifras más conservadoras, en 190 acciones armadas dejó al menos 8 muertos y 200 vehículos incinerados y tuvo en vilo a la población de 11 departamentos, paradójicamente la fuerza pública no reaccionó al paro.
La Defensoría del pueblo advierte, que, de los 521 municipios, al menos 290, el 55.66% (El Nuevo SIglo, 2022), están en riesgo extremo o alto por estas acciones de El Clan del Golfo2 , lo cual configura un escenario violento para el 29 de mayo, día de la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
Si bien el Clan del Golfo decreta el paro con el pretexto del apoyo a Otoniel, jefe paramilitar extraditado el pasado 4 de mayo a EEUU, la realidad es que es un paro ordenado desde el bloque de poder dominante como una muestra de fuerza y de coordinación de las estructuras paramilitares que profundizan su política de exterminio contra el pueblo y su expansión territorial a nivel nacional, regional y local.
Además, otro objetivo tiene el paro armado del clan del Golfo, lanzar una advertencia al reciente avancé de las fuerzas progresistas en la actual coyuntura electoral.
Las encuestas de cara a las elecciones en Colombia
Sin embargo, en este contexto a pocos días de las elecciones, las encuestas colocan como ganador, al menos en la primera vuelta, al candidato del Pacto Histórico Gustavo Petro, que independientemente del carácter revolucionario y/o reformista de su programa, representa el anhelo de transformación del pueblo colombiano.
Pero, los procesos electorales en Colombia tienen una dinámica particular que aún con unas encuestas tan favorables no garantizan el triunfo, hay una tradición política mafiosa que ha mantenido la superioridad de las élites en las urnas, utilizando herramientas ilegales como el fraude electoral, la compra de votos, el clientelismo, la presión paramilitar y de bandas armadas mafiosas, entre otros método violentos.
Esto es posible toda vez que la mafia tiene a sus representantes en partidos políticos y en las instituciones del Estado, o más bien, porque las mafias capturaron los partidos políticos y gran parte de la institucionalidad estatal.
En el caso de la compra de votos y la presión armada, tiene un peso muy especial los grandes capitales que provienen de la ilegalidad, especialmente del narcotráfico y que aportan a las campañas electorales, comprando votos como si estos fueran otra mercancía más.
Es importante resaltar que el narcotráfico y las bandas criminales asociadas a éste, son una industria que opera en toda la cadena, desde el control del cultivo hasta la venta de la droga en EE.UU. y Europa, por lo que la industria tiene fuertes intereses materiales concretos, respecto al proceso electoral y la capacidad de ejercer su poder en el territorio usando ejércitos de mercenarios paramilitares.
Otro elemento a tener en cuenta muy vinculado al narcotráfico y el paramilitarismo es la configuración de un orden mafioso en las ciudades, que mantiene el control social en base a la venta de la seguridad a cuestas del pago de extorsiones y del negocio del prestamista que da créditos generalmente al 20% diario y que cobra con el arma en el cinto, esto ha consolidado ejércitos urbanos descentralizados pero con un alto poder de acción.
A este panorama se suma el apoyo descarado de la administración de Iván Duque que trasladará 6,5 billones de pesos, (1.600 millones de dólares) a contratistas electorales, más o menos unos 3.300 contratos suscritos, la mayoría en Antioquia, Córdoba, Nariño, Valle y Amazonas (El Colombiano, 2022), además de la entrega de la supervisión del reconteo y de otros procesos electorales al FBI, que es como poner al ratón a cuidar el queso (www.rcnradio.com, 2021), esto le da liquidez a las maquinarias electorales que compran votos y a su vez imposibilita la transparencia del proceso electoral.
Las contradicciones en el panorama electoral
Con todo, el fenómeno al que nos enfrentamos en estas elecciones es inédito en la historia política en Colombia, el ascenso de la coalición del Pacto Histórico ha puesto de manifiesto la actual debilidad del sector más fascista del bloque de poder dominante, que no se decidía a pocos meses de qué candidato apoyar y termina colocando sus apuestas en un personaje mediocre y vinculado a las bandas criminales de Medellín como Federico Gutiérrez, que se ha vendido en otras parte del mundo como consultor de seguridad urbana colocando a la ciudad de Medellín como un modelo a seguir.
Por otra parte, nunca antes hubo un apoyo popular tan masivo a una candidatura como la de Gustavo Petro y Francia Márquez, unas candidaturas emergidas del clamor popular de cambio desde la izquierda.
Sin embargo, la coalición que se cuece al interior del Pacto Histórico no es monolítica, lo que muchos ven como una ventaja que suma apoyos, en la práctica genera contradicciones a futuro, pues en la coalición seencuentran desde la izquierda representada en el Partido Comunista de Colombia (PCC) y el Partido Comunista de Colombia Marxista Leninista (PCML), pasando por lo que quedó del partido de las FARC actual Comunes, el Polo Democratico Alternativo y el Congreso de los Pueblos, liberales y verdes, entre otros, hasta personajes de liberalismo progresista como Armando Benedetti.
Pero más allá de sectores del liberalismo progre, irrumpe el santismo en cabeza de Alfonso Prada, en una posición privilegiada como jefe de debate de Petro.
No serán pocas las tensiones a la que se verá sometida una futura presidencia de Petro debido a los acuerdos y el acercamiento de sectores manifiestamente de derechas como el santismo, bien porque estos sectores de derecha piensan que es mejor negociar antes de enfrentarse a una derrota segura por parte del Pacto Histórico, o bien porque hay una ruptura al interior del bloque de poder dominante que ve desgastado el proyecto de extrema derecha del uribismo y le apuesta a la candidatura progresista de Petro.
Sea como sea, este apoyo de la derecha en el futuro le implicarán un costo político en los sectores populares, fundamentalmente porque las alianzas le exigirán la entrega de los aspectos más radicales de su programa político, esto en detrimento de las expectativas del pueblo.
El peso de Juan Manuel Santos en un futuro gobierno de Petro serán la garantía de que el Petrismo, incluso sus sectores más radicales, no traspasaran las líneas rojas del bloque de poder dominante, representadas fundamentalmente en el modelo económico y en la doctrina de Seguridad y Defensa que está a la base del proyecto contrainsurgente en Colombia.
Algunos aspectos del programa de Petro
Ahora bien, en lo que se refiere a las propuestas, los candidatos del Pacto Histórico en materia internacional proponen que Colombia empiece un diálogo con EE.UU. que aborde: El cambio climático, partiendo del reconocimiento de que el país del norte es el principal emisor de Co2 y que el Amazonas es el espacio que está absorbiendo la mayor cantidad de Co2 en el planeta, por lo que el diálogo debe ser sobre si se cuida o no al territorio en este sentido.
En lo que se refiere a las drogas se propone que se aborde el tema empezando por una evaluación de la política que Colombia y EE.UU. han implementado durante los últimos 40 años, a saber: fumigación, detención de cabecillas y extradición, una política que ve las drogas como un problema solo de seguridad y moral y que no aterriza en el carácter económico y sanitario.
Estas políticas tienen como resultado en el país norteamericano al menos 100.000 muertos por sobredosis sólo en el 2021, lo que implica un crecimiento del 28.5% respecto al 2020 (BBC News, 2021); y al menos 1.000.000 de muertos en América Latina desde 1980 hasta 2022.
Así como que Colombia sea el mayor exportador de cocaína del mundo concentrando el 70% de la producción según la información publicada por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), pero donde al país Colombia le queda sobre todo, violencia y ejércitos operados por mafias, las ganancias se concentran en los polos de acumulación.
Los datos dan cuenta de que el kilo del clorhidrato de cocaína cuesta $1.269, pero el precio en EE.UU. es de $32.000, 25.21 veces más; el precio en Europa es de $60.000, 47.28 veces más; y en Asia el precio es de $100.000, 78.80 veces más, es decir, el resultado de la política implementada es la consolidación y el crecimiento del poder de los grupos que operan en la industria.
En este sentido Petro propone retomar el acuerdo de sustitución de cultivos ilícitos que había planteado el gobierno de Santos con los campesinos cultivadores y que hacía parte de los compromisos adquiridos en el acuerdo de paz, profundizando este con una sustitución de tierras, es decir con la aplicación de una reforma agraria que resuelva el problema de la tenencia y uso de la tierra.
En esta propuesta que se propone tomar el problema desde la raíz, Petro está llamado a implementar el punto 1 del acuerdo de paz “Reforma Rural Integral” como elemento fundamental que está en los orígenes del conflicto en Colombia.
En materia de relaciones internacionales, Petro ha asomado la necesidad de restablecer las relaciones con Venezuela y Nicaragua.
Fuente y elaboración: (UNODC, 2021)
La paz es un punto bastante sensible sobre el que el programa deberá profundizar, sin embargo, se plantea un proceso de paz, empezando por un acuerdo de la sociedad que genere reformas que garanticen vivir en paz garantizando la justicia social, los derechos respecto al trabajo, la salud y la educación; y que retomen los acuerdos ya suscritos en la Habana con las FARC-EP y reanuden los protocolos para seguir con el proceso del acuerdo de Paz con el ELN.
Ahora bien, tras el fracaso y la traición de los acuerdos de paz y el aumento de la guerra sucia sobre todo en territorios rurales, un posible gobierno de Petro deberá diseñar propuestas de paz que logren salvar las desconfianzas de la insurgencia y no solo implemente el acuerdo ya firmado, sino que llene los vacíos que el acuerdo tenía.
Esta propuesta deberá también tomar en cuenta las prevenciones de la insurgencia con respecto a una entrega de armas o desmovilización debido a las experiencias en el acuerdo de la Habana.
En torno a la seguridad, se propone un cambio que empieza mudando la concepción de ésta, donde la premisa sea comprender las diversas causas del delito, entre ellas: la pobreza, marginalización de los obreros, obreras, campesinos y campesinas causada por la destrucción paulatina de la industria y la agricultura.
Resolver estos problemas estructurales facilitará la reducción del poder de las mafias; y generará cambios en las fuerzas de seguridad, entre otros, el desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD); el fin del servicio militar obligatorio y la desmilitarización de la vida social; se propone también eliminar los fueros militares y fortalecer los procesos de investigación en la justicia militar .
La propuesta económica en tanto se centra en reactivar la industria: cumplir con el punto 1 del acuerdo sobre reforma agraria integral y acompañarlo con un proceso de asistencia técnica y sostenida que permita la modernización del agro, impulsando la producción agropecuaria
Se propone reducir el uso de energías fósiles cambiando la matriz energética, eliminar la minería a gran escala, realizar una reforma tributaria donde la carga impositiva tenga mayor peso sobre las 4.000 fortunas más grandes del país, sobre todo en los activos improductivos; y reducir la tasa de IVA al 16%.
Son importantes también las declaraciones que la candidatura ha hecho con respecto a la educación superior, donde ha propuesto la extensión en cobertura de la universidad pública con compra de privadas que no se puedan sostener y quieran vender, la inversión masiva en sedes universitarias, así como la condonación de los créditos del icetex.
Por otra parte, en lo social también ha prometido implementar un subsidio a madres cabeza de familia y adultos mayores sin pensión.
Como se puede ver, las propuestas de Petro frente a estos puntos, aunque son bastante moderadas y no comprometen los intereses del gran capital, son un gran paso frente a la grave situación de Colombia y no deja de ser una propuestas atractiva que acorta un poco la deuda social histórica, para un pueblo que ve en esta candidatura una salida a la larga crisis que se ha profundizado en los últimos años de la era Uribe
Por otra parte, quizá para el bloque de poder hegemónico, Petro significaría un cambio de estrategia y un reposicionamiento que les permita salir de la crisis interna con un rostro más amable y sin comprometer los grandes capitales.
Barajando posibles escenarios
Ahora bien, quisiéramos poder asegurar que este proceso electoral tendrá una alta participación, en un país donde el voto es opcional, los datos dicen que unos 20 millones de colombianos y colombianas ejercerán su derecho al voto este domingo 29 de mayo, sin embargo recordemos que la abstención más que mantenerse creció en las pasadas elecciones del 13 de marzo.
Por ello, los escenarios a pocos días de las elecciones todavía son inciertos, cabe la posibilidad de que Colombia nos sorprenda positivamente y Petro logré un 51% de los votos que le garanticen un triunfo en primera vuelta, este escenario, que se ha convertido en una consigna para la campaña, lo consideramos como poco probable dado los elementos que hemos esbozado anteriormente, entre otros que en las encuestas ningún candidato ha superado más del 40%.
El fraude electoral y el robo de las elecciones han marcado la historia política en Colombia y más que un escenario es una realidad con la que toca lidiar, ya el pasado 13 de marzo habían dejado de contar más de 1.5 millones de votos, las movidas del Estado en la registraduría, las contrataciones a dedo y el rol que cumplirá el FBI, parecen abonar el terreno para este escenario, donde el pueblo tendrá que defender su derecho acompañando el proceso hasta las últimas instancias ejerciendo la veeduría como testigos electorales, pero también con cualquier otra instancia de control y vigilancia popular.
Si bien, hace unos días los pronósticos apostaban a una segunda vuelta entre Federico Gutiérrez Y Petro, a pocos días de las elecciones otro escenario está ganando carrera y es que las apuestas del bloque hegemónico ya no estén por el candidato de la extrema derecha Federico Gutiérrez, y que los grupos de poder están cambiando su estrategia y redirigiendo su apoyo a Rodolfo Hernández.
Los últimos datos dan cuenta de que la distancia entre Gutiérrez y Hernández cada vez es más corta, esto le permitiría mayor maniobrar a Hernandez vendiéndose caro en una segunda vuelta, lo seguro es que los votos de Rodolfo Hernández irán contra Petro en la segunda vuelta, de no ser el mismo Hernández el que canalice los votos de la derecha en estos últimos días y pase a una segunda vuelta junto con Petro.
Un tercer escenario, quizá el más probable por ahora, es que la segunda vuelta este disputada por Petro y Gutiérrez, esto implica una segunda vuelta donde la derecha conservadora y mafiosa colombiana usará todas las herramienta de las que dispone para conservar el status quo y no dejar que Petro gane la presidencia, los temores y denuncias fundadas de un posible atentado a Gustavo Petro o Francia Marquez no se han hecho esperar.
En este orden de ideas, un magnicidio con el pueblo en resistencia en las calles es una salida radical de la extrema derecha, generaría un caos que le permitiría al gobierno de Duque decretar un estado de excepción que acabe con las pocas garantías constitucionales, en este posible escenario el rol de las Fuerzas Armadas es fundamental.
Las reciente profundización de los acuerdos donde Colombia fue oficializado como aliado Mayor Extra OTAN a pocos días de las elecciones, las reuniones del Ministerio de Defensa con los veteranos del ejército, las reuniones de generales y las movidas del actual jefe del ejército Colombiano General Enrique Zapateiro, representante claro del uribismo al interior de las Fuerzas Armadas, no descartan una salida militarista como la ejecución de un golpe de Estado ante la posible presidencia de Petro.
O en el menor de los casos poner a raya cualquier pretensión de reforma o cambio de doctrina en las fuerzas armadas que intente cambiar el orden contrainsurgente y el rol que le ha sido asignado militarmente a Colombia en la región
Lo cierto es que el posible triunfo de Petro antes de calmar las aguas profundizará la conflictividad sobre todo en los territorios rurales, pues la extrema derecha implementará su estrategia de ingobernabilidad, tanto en el congreso donde a pesar del avance significativo no supera los 40 senadores de 108 posibles, como en lo social donde la estrategia será la violencia contra el pueblo a través de las fuerzas de seguridad y el paramilitarismo.
Esto, a menos que los acuerdos con la derecha hagan lo suyo, lo que implicará como ya hemos dicho, fuertes concesiones programáticas y cargos de la estructura del Estado fundamentales para un verdadero cambio en la vida económica y social del país y donde el pueblo será perjudicado.
En el país de Mequíades3 El engaño, los artilugios y el horror han sido la constante, pero también el sueño y la magia son posibles, es Colombia la tierra de realismo mágico y de las posibilidades, el pueblo deberá estar preparado para cualquier escenario.
Bibliografía
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1 Grupo que proviene de las Convivir de Urabá, del Bloque Elmer Cárdenas de las ACCU y su posterior conversión a las Autodefensas Unidas de Colombia AUC que fue la organización paramilitar con mayor expansión militar, vinculados a las elites colombianas, principalmente al sector terratenientes y las empresas de extracción minero-energética.
2 El término Pax Romana hace referencia a un periodo histórico de supuesta “estabilidad social y política” tanto interna como externa del Imperio Romano, este periodo de 206 años, entre el año 27 a. C. y el año 180 d. C, estuvo marcado por la pacificación a sangre y fuego, la herramienta fue el terror y el sometimiento de cientos de pueblos que se oponían a la expansión del imperio. Tuvo su final en el siglo III, cuando el imperio fue objeto de incursiones germanas por el norte y persas por el este.
3 Personaje que pone de manifiesto el esoterismo y la muerte en la obra de Gabriel García Marquez Cien Años de Soledad, se caracteriza por vender artilugios, llevar la Nueva Ciencia y conocer el otro lado de las cosas. José Arcadio, el patriarca de los Buendía, siempre se ve deslumbrado por los instrumentos novedosos que ofrece Melquiades, pero cada empeño de José Arcadio de llevar a Macondo a la modernidad termina en trágicas consecuencias para los Buendía y para Macondo.
Nuestra América llena de diversidad, mixturas, es un todo que no se limita a las suma de sus partes, cada región desde el Cabo de Hornos hasta el norte del río Bravo son piezas que ensamblan este mapa común. Brasil, el gigante del Sur parecería de espaldas a esta unidad, la pieza que compone su parte tiene elementos que difieren en un mapa común.
Quizás porque su lengua es distinta, tal vez porque a diferencia de los otros países de la región este gigante no peleó su independencia, al menos no en el mismo sentido del resto de América, quizá porque todavía la historia de Don Pedro[1] ganándole al océano y construyendo la playa de Botafogo sigue siendo admirada y repetida por cada carioca en Brasil.
Brasil tiene 8.516 millones de km2 y 214 millones de habitantes, lo que hace del país el más grande de la región y el más poblado (Statista Research Department, 2021), está compuesto por 5 regiones, estas y otras características lo hacen un continente en sí mismo.
La región del Sur que se compone por Paraná, Río Grande del Sur y Santa Catarina se constituyó en el más grande referente de lucha independentista del Brasil en lo que se conoció como la Revolução dos Farrapos[2], gesta que tuvo como protagonistas a Anita Garibaldi, Giuseppe Garibaldi, Bento Gonçalves, David Canabarro y muchos más, la región hizo propia las ideas de Independencia de Artigas y de San Martín.
La región Nordeste compuesta por Alagoas, Ceará, Bahía, Maranhão, Piauí, Pernambuco, Paraíba, Rio Grande del Norte y Sergipe es ahora la región con mayores niveles de pobreza en el país, sin embargo, también es la región de la resistencia Quilombola, donde en el siglo XVI se formó el Quilombo dos Palmares[3].
Este territorio fue protagonista de revueltas y resistencia negra, tierra de Zumbi do Palmares que resistió el asedio de los ejércitos portugueses y holandeses, este territorio es hoy protagonista de una enorme migración interna, a pesar de ser la 2da región más grande en producción petrolera, además de chips, barcos, softwares, baterías y productos petroquímicos.
La región Centro-Oeste compuesta por Mato Grosso, Mato Grosso del Sur, Goiás y Distrito Federal, donde además esta Brasilia, es la región menos poblada del país.se constituyó en la región de la explotación minera, los diamantes y el oro fueron sacados de las minas de este territorio durante toda la época colonial.
Esta actividad fue sustituyéndose por la ganadería expansiva, sin embargo, no fue si no hasta mediados del siglo XX con el paso de la Capital a Brasilia en 1960 y la construcción de líneas férreas, que la región vivió una colonización sobre un territorio prácticamente virgen, donde la característica de las ciudades es la distancia física y social, una red de ciudades distantes entre ellas, asentadas sobre la producción agrícola globalizada[4].
La región Norte compuesta por Acre, Amapá, Amazonas, Pará, Rondônia, Roraima y Tocantins, esta región es en gran medida el gran pulmón del mundo, aquí fue donde se internaron los pueblos originarios a la llegada de españoles y portugueses, Francisco de Orellana organizó más de una expedición a esta zona, encontrándose con el río Amazonas.
En este territorio los portugueses construyeron grandes fuertes para protegerse de los pueblos originarios y organizaron expediciones con misioneros para esclavizar a quienes habitan esta selva, es la región de la explotación del caucho, es la región donde en el siglo XIX los japoneses sembraron pimienta y yute, es todavía una región que se conecta por sus ríos, su desarrollo urbano se dio en el siglo XX, este desarrollo es el inicio de la penetración de la globalización en la región.
Finalmente la quinta región del Brasil es la región Sudeste compuesta por São Paulo, Minas Gerais, Río de Janeiro y Espírito Santo, esta es una región de tránsito entre el Sur y el Nordeste, constituye la región más rica del país, así como la más industrializada, ella produce el 60% del PIB nacional, también es la región donde primero se asentaron los portugueses, es la región a donde huyó la monarquía portuguesa asediada por Napoleón.
Esta es la región de la gran producción cafetera, que comenzó con la mano de obra de negros esclavizados traídos de Africa y que luego con la abolición, usó a inmigrantes, sobre todo italianos y japonenses.
En estos estados es donde nacen las grandes oligarquías, que adaptaron las ciudades de forma casi natural a la permanente expansión económica y a la clara división del trabajo, también es la región de las grandes favelas, donde los combates entre el BOPE[5] y el narco-poder se han convertido en el pan de cada día.
Este Brasil conformado por regiones diversas, es también un país con más de 100 millones de afrodescendientes, casi la mitad de su población, estas cifras lo convierten en el segundo país, solo después de Nigeria, con mayor población afro en el mundo, en contradicción con esta conformación étnica, sigue siendo un país profundamente conservador y racista, los datos dan cuenta, de 50.000 muertes violentas en 2020, de estas el 76,2% eran personas afro (France 24, 2021).
Brasil es además un país con una oligarquía que hace parte del poder hegemónico mundial y concentra al menos el 45% de la industria del continente (PERES Coordinador, 1998), como tal, forma parte de los centros de acumulación, que difunden como ideología dominante el modelo social, político y económico norteamericano, es así como las políticas educativas de salud y en general sociales son basados en los modelos de EE. UU.
Este gigante del sur, aunque es ya República, no ha dejado de tener pretensiones imperiales, sus oligarquías han llevado a que la economía sea la número 13 del mundo por el tamaño de su PIB, forma parte de los BRICS y se mantiene en la carrera por disputar la hegemonía al bloque de los centros de acumulación tradicionales, e instaurar un eje de acumulación este-oeste.
En efecto, el tamaño de su economía lo ha llevado a entrar en contradicción con el modelo norte-sur, donde el Brasil todavía es periferia, esto sin dejar de tener al norte como horizonte y al modelo capitalista como único objetivo.
¿Cuáles son las implicaciones que tiene para el Brasil ser parte de los BRICS?
Por un lado, podemos observar en Brasil su consolidación como líder económico en América Latina y su articulación en el nuevo eje de acumulación con Rusia, China, India y Sudáfrica; y por el otro lado, el país toma un rol protagonista en el escenario de la geopolítica internacional, donde los BRICS son ya una manifiesta fuerza económica[6] que disputa el control de la hegemonía al bloque capitalista occidental. dominada por EE. UU, Europa y los países bajo el control del FMI y la OTAN, esto agudiza y devela las contradicciones de un sistema en crisis.
Representantes de los BRICS
Este nuevo orden del sistema mundial ha puesto en jaque al modelo occidental, los datos dan cuenta de que desde el 2014 China es la economía más grande, la India ocupa el puesto 3, Rusia es la 6 y Brasil es la 7,en el ranking de las mayores economía del mundo por dólar ajustado a su poder de compra local (Hawksworth, Hannah , & Clarry, 2017).
Este es un punto de inflexión, pues desde la II Guerra Mundial, EE.UU. ha sido la economía más grande del mundo, ahora desplazada al segundo puesto por China, además de que 4 países de los BRICS están entre las 10 economías más grandes y en las proyecciones realizadas por la PwC al 2050, que cita la misma fuente, India tomará el puesto número 2 dejando relegado a EE.UU. al tercer puesto, 7 de las economías de países emergentes estarán dentro de las 10 economías más grandes, donde el Brasil ocupa el 6 puesto.
Sin embargo, el crecimiento de la China hace impensable la posibilidad de industrialización en otras zonas, la producción del país asiático al 2018 concentraba el 24.36% de las mercancías del mundo (IEDI, 2018), esto sumando a los avances tecnológicos donde el país es que el más recursos invierte.
Esto según los datos del Banco Mundial que reportaba ya en el 2013 que el sur-este asiático invertía el 36.8% en el sector respecto de la inversión mundial (Banco Mundial, 2020) y el impulso que se da a la nueva Ruta de la Seda, que integra las rutas marítimas del Asía y el África, dejan relegado el papel de Latinoamérica a meros exportadores de materia prima, lo que ha implicado una reprimarización de las economías incluida la del Brasil, que en la ola de gobiernos de derecha impulsó el modelo privatizador y desregulador.
(RodrigoCalvo, 2019)
La administración Bolsonaro
El triunfo de Bolsonaro en las elecciones del 2018 y su posesión el 1 de enero del 2019 implicaron para el país el retorno del modelo neoliberal, los datos indican que el desempleo subió al 11,2% en el trimestre (noviembre, diciembre y enero) de 2022, según el IBGE (2022), hay más de 12 millones de desocupados, aunque estos datos son aún más alarmantes, ya que el IBGE sólo considera a los desempleados que han buscado trabajo en los últimos 3 meses, es decir, que al menos el 6% de la población económicamente activa que sobrevive en la miseria.
En realidad, hay más de 22 millones de trabajadores y trabajadoras que no tienen trabajo, y la pandemia incrementó el proceso de acumulación y las tasas de lucro, ampliando mucho más la brecha respecto de los ingresos, de ahí que según los datos del Banco Mundial el coeficiente de Gini en el país es de 0.489 (Banco Mundial, 2020), lo que ha profundizado la lógica de la explotación del capital,
Como se puede ver Brasil aunque en apariencia distante de Latinoamérica, en la mitad del siglo XX el país formó parte de la ola de dictaduras militares impuestas por el Plan Condor y que pretendieron acabar con cualquier vestigio de insurgencia en el continente.
Brasil y la movilización social
Brasil fue también parte de la ola de gobiernos progresistas de la Región que buscaron impulsar al menos una negociación en bloque respecto al cambio en el orden mundial, estuvo además en el tren de cambio de este ciclo que puso a gobiernos de derecha nuevamente en las presidencias latinoamericanas, que han profundizado las brechas de desigualdad y la capacidad de negociación como bloque, y lejos de perderse el nuevo recambio, el país está en la carrera electoral por la presidencia donde el expresidente Lula Da Silva encabeza las encuestas.
Pero, quizás donde más encuentros y cosas comunes hay entre el gigante y el resto de la región, es en la gente, en las expresiones de resistencia que nos siguen inspirando un nuevo mundo posible, así el 2020 para el carnaval de Río no hubo pandemia, el aislamiento no pudo contener la protesta social, una de las grandes favelas cariocas relataba con una samba esta realidad brasileña, que es la misma realidad Latinoamérica, y como la realidad quiere ser ocultada, la samba trajo consigo una gran revuelo que implicó que grandes grupos conservadores de Brasil se opusieran a que fuera cantada.
La censura quiso evitar que se viera un Jesucristo con “rostro de indio, sangre de negro y cuerpo de mujer”, un Jesucristo que prevenía de los “mesías con armas en la mano”, refiriéndose al nombre de JairMessias Bolsonaro.
Yo soy de la Primera Estación de Nazaré,
Rostro negro, sangre india, cuerpo de mujer,
niño astuto en el agujero caliente
mi nombre es Jesús de la gente.
Nací con el pecho abierto, con puño cerrado,
mi padre carpintero, desempleado,
mi madre es María de los Dolores Brasil. (Da Cuíca & Máximo, 2020)
Protesta estudiantil en Brasilia
La letra de esta samba recoge la fragilidad de las favelas, de aquellos barrios marginados de NuestrAmérica, la puesta en escena del baile que tuvo más de 4.000 habitantes de la favela mostró a un Jesucristo que era mujer y negra, representado a todo lo que quiere ser ocultado en esta américa mestiza.
Este Brasil diverso, es una pieza fundamental del rompecabezas del mapa de NuestrAmérica, aunque en apariencias de espalda, en el fondo cada una de sus regiones, de su resistencia, de su historia devela los encuentros comunes con cualquier otra latitud del continente, este Brasil de Aimberê, de Anita Prestes, de Carlos Lamarca, de Carlos Prestes, de los Quilombos, de los Farrapos, de las sambas, de las favelas y de todas las expresiones de resistencia son parte integral de NuestrAmérica.
Esta diversidad del gigante del sur también se expresa en lo variopinto de sus movimientos sociales, al interior del movimiento se tejen un conjunto de actores, estrategias y tendencias políticas distintas, que han conseguido una dinámica de acción colectiva frente al régimen que ha pauperizado las condiciones de vida de los sectores históricamente excluidos, principalmente en las grandes favelas.
En los gobiernos de Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff hubo un proceso de democratización, el Estado reivindicó las exigencias sociales de la población y recuperó la confianza en la acción estatal como catalizadora de las exigencias sociales.
Sin embargo, se visualizó con claridad la contradicción entre el carácter insurgente del movimiento social y la institucionalidad, en esta etapa hubo una progresiva captación del movimiento social a las dinámicas y lógicas estatales, típico de países donde los sectores progresistas han logrado llegar al poder político, cuadros y movimiento enteros subsumidos a los intereses y lógicas estatales que le quitan la autonomía de los movimientos sociales y partidos políticos frente al Estado.
El Estado, independientemente de quien detente la presidencia no responde a las expectativas en el aspecto de las reivindicaciones, y en la inclusión y participación popular como aspecto fundamental de las consignas de los movimientos sociales (Jacobi, 1991).
Al igual que en gran parte de América Latina, persiste en Brasil una gran brecha social que ha profundizado la distancia entre el centro y la periferia, en las zonas metropolitanas, donde esta brecha se manifiesta en una profunda carencia de los servicios básicos, fundamentalmente la salud, rostro que golpeo de la forma más cruel al Brasil con la pandemia que dejó a su paso 665.150 muertes por COVID-19.
La nueva entrada de Lula Da Silva a la disputa por la presidencia
El pasado 7 de mayo el expresidente Lula Da Silva pronunció un discurso en el que confirmó al pueblo Brasilero su voluntad, que expresa también la de diversos sectores del movimiento social, de aspirar a la presidencia en las próximas elecciones presidenciales a realizarse el 2 de octubre de este mismo año.
No cabe duda que el triunfo de esta candidatura le pondría un muro de contención, al menos momentáneo, a Jair Bolsonaro que representa a los sectores más ultraderechistas, conservadores y fascista.
El gobierno de Bolsonaro ha sido uno de los peores periodos para el pueblo brasilero, resulta significativo que la fórmula presidencial de Lula sea el ex gobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin (de 69 años) de gran cercanía a los sectores empresariales.
«Queremos volver para que nadie nunca más ose desafiar nuestra democracia y para que el fascismo vuelva al basurero de la historia del que nunca debería haber salido» Expresó Lula durante su discurso.
Una manifestante participa en una protesta en contra del gobierno del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, en Brasilia, Brasil, el 29 de mayo de 2021
El pueblo brasileño no tiene una gran encrucijada, pues si bien la opción que se presenta es con un Lula mucho más moderado y Gerardo Alkmin amigo de la clase empresarial, la otra opción es la de un periodo más de Jhair Bolsonaro que profundizó la brecha social e instauró un gobierno neofacista.
El reto del pueblo brasileño, de sus movimientos, de sus partidos, es mantener la vocación de lucha por encima de la discontinuidad que puedan tener la conquista del poder político, por parte de los progresismos que sean representados en el liderazgo de Lula o cualquier otro.
La conquista de un mundo pluripolar solo la construirá la unidad y el empoderamiento de los pueblos del mundo, no la emergencia de los BRICS, la tensión que en el eje norte-sur ha generado el posicionamiento de Rusia, China, Pakistán, la India y Brasil, si bien es un avance de carácter estratégico frente al dominio de EEUU., no deja de inscribirse dentro de la carrera de capitalismo global.
¡Solo el pueblo salva al pueblo!
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[1] Pedro I de Brasil y IV de Portugal fue un monarca portugués que proclamó la independencia de Brasil y se convirtió en el primer emperador de Brasil y en el primer jefe de Estado de ese país.
[2]Revolución de los Harapos ocurrida entre 1835 y 1845, el término «harapos» se refería a la ropa harapienta que vestía el ejército rebelde. El movimiento busca la independencia y la formación de la República, en sus filas hubo muchos esclavos que participaron con la promesa de la abolición de la esclavitud si se ganaba la guerra, las ideas republicanas y federativas encontraron receptividad entre los habitantes de Rio Grande do Sul alentadas por las repúblicas vecinas, Paraguay 1811, Argentina 1826 y Uruguay 1825
[3] Quilombo es una palabra de origen bantú (lengua originaria de Angola) quiere significa “casa en los bosques” (Fernández, 1999). El Quilombo dos Palmares es territorio libre de esclavitud, acogió cerca de 20.000 personas entre 1580 y 1710 y constituyó un relato de insurgencia y resistencia sostenida en el tiempo que debilito esta deformación social, es decir el modo de producción mismo basado en la esclavitud. Este territorio protagonizó la revuelta más larga de la historia convirtiéndose en el germen de una verdadera República negra en el corazón del dominio colonial portugués, es importante destacar que la resistencia quilombera no solo fue el territorio, fueron las tácticas de rebelión que implicaron revueltas, huidas en masa o individuales, suicidios, sabotajes al amo, negociaciones, etc.
[4] Cultivos extensivos de soja, maíz, algodón y arroz donde la mecanización es una de la que tiene mayor densidad, “un tractor para cada 8,8 habitantes agrícolas, una máquina para cosecha cada 54,7 habitantes agrícola” (María Laura Silveira, 2007)
[5] Batalhão de Operações Policiais Especiais es la tropa de élite de la policía militar de Río de Janeiro, su entrenamiento es similar al de los Rangers, los GOPES o el SWAT norteamericano, realiza incursiones en las favelas.
[6] El lunes 28 de marzo del 2002 China decreta el cierre de Shanghái debido a los rebrotes de COVID-19 lo que se tradujo en una contracción del precio del petróleo en más del 6%, hecho que no había ocurrido desde que empezó la guerra entre Rusia y Ucrania, es importante mencionar que la demanda de petróleo del China es de 15 millones de barrilles día, y sus principales proveedores son Rusia y Arabia Saudita