“Hay algo que explicar antes de embutir la vida de la gente en un cuadro estadístico
Alfredo Molano Bravo
Por: Enrique Acosta
Perú es un país que está catalogado como la economía N°51 de las 195 economías principales en el mundo por el volumen de su PIB que ascendió a €189.977 millones en el 2021 (según Datosmacro.com, 2021) y ha tenido un crecimiento de su PIB de 13,3% respecto al 2020 según la misma fuente sin embargo vive una profunda crisis social y política.
Estos indicadores, que muestran un significativo desarrollo en términos macroeconómicos en el país, parecen no corresponderse con la profunda crisis social y política que ha redundado en protestas que se incrementaron entre marzo y abril de este año.
Cuál es la real situación social y política del país
El Perú hoy día parece no haber superado completamente el periodo postfujimorista[1] marcado por la persistencia de una política económica neoliberal reprimarizada que ha sobrevivido al dictador y que ha entregado los recursos de la nación al capital transnacional.
Esto se ha sostenido sobre unas instituciones creadas en el marco de la constitución fujimorista de 1993 que convocó el mismo dictador tras la disolución del congreso, luego del autogolpe de estado de 1992, estas instituciones, que se caracterizan entre otras cosas por la concentración del poder, le han dado estabilidad al modelo neoliberal a pesar de la crìsis.

Esto se profundiza con el mantenimiento de una élite reaccionaria y ultraconservadora que ha detenido a sangre y fuego las dinámicas sociales y cualquier intento de reforma o progresismo. Prueba de ello es la forma en que el poder ha encarado la movilización social.
El pensador José Carlos Mariátegui planteaba desde 1928, que la sociedad peruana tiene raíces socio culturales que la hacen sumamente compleja de entender pues en su estructura de formación social hay rasgos que persisten del régimen esclavista: “El coloniaje, impotente para organizar en el Perú al menos una economía feudal, injertó en ésta elementos de economía esclavista” (2007).
Es bastante significativo que sean Perú y Colombia las excepciones respecto de los otros países de América del Sur, que en la primera década del siglo XXI tuvieron gobiernos progresistas cada uno con sus propias particularidades.
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Otro elemento a considerar y que nos permite una caracterización del país es que el Perú fue uno de los pocos países que estuvo ausente en el ciclo de protestas sociales que llenaron las calles y plazas de Latinoamérica en el 2019, lo que no significa que la movilización social y política no haya tenido sus formas particulares de expresión en Perú, o que no haya explotado la rebeldía social en el país andino como veremos más adelante.
Actualmente, como en el resto de la región, esta crisis ha sido profundizada por la pandemia que cayó como anillo al dedo para justificar la crisis general del capitalismo a nivel mundial que ha golpeado con más fuerza a los países del sur global como Perú.
Cuál ha sido el rol de Pedro Castillo
En efecto, el pueblo peruano expresó la necesidad del cambio de modelo económico y político a través del apoyo a Pedro Castillo en el 2021, un candidato del cual no se puede negar su profundo carácter popular y la fisura que representó como oposición al modelo neoliberal, desregulador y privatizador que tradicionalmente ofrecieron como opción los otros candidatos, fichas del bloque de poder dominante en Perú.
Llama la atención de Pedro Castillo, actual presidente de la República, el hecho de que es un maestro de escuela, de origen humilde y cercano a grupos evangélicos, su extracción socioeconómica rompe con la estructura tradicional que ha puesto durante muchos años en la silla presidencial a políticos que responden al poder hegemónico limeño, una élite ultraconservadora, centralista y racista (Rosas, 2021) .
Por su parte, Keiko Fujimori, la candidata que se le enfrentó en las elecciones del 2021, era la representante del bloque de poder dominante, defensora del modelo neoliberal, hija y heredera del legado político del exdictador Alberto Fujimori que ha sido candidata en 3 ocasiones y que a su vez ha promovido dos intentos de vacancia presidencial después de perder las elecciones.
Los porcentajes que ambos candidatos obtuvieron en la primera vuelta fueron inferiores al 20%, Castillo finalmente gana la presidencia en la segunda vuelta proponiendo un cambio constitucional y la mejora en el acceso de la salud, la educación y la seguridad social, pero sin respaldo político y con una muy débil organización partidaria.

«Este Gobierno ha llegado para gobernar con el pueblo y para construir desde abajo. Es la primera vez que nuestro país será gobernado por un campesino. (…) Yo también soy hijo de este país fundado sobre el sudor de mis antepasados»[2], afirmaba el electo presidente cuando recién asumía sus responsabilidades.
El triunfo de Castillo es la manifestación de un pueblo que dijo ¡NO! al modelo privatizador y desregulador implementado desde 1990, es decir, es un voto de protesta que expresa el rechazo al modelo socioeconómico, que durante la pandemia reveló su rostro más cruel.
Por otra parte, el triunfo de Castillo puso de manifiesto el miedo de los grupos económicos tradicionales que usaron todas las armas disponibles a su alcance para evitar su triunfo.
Desde el centro hacia la derecha se gestó una alianza entre los líderes de todos los partidos, que no escatimaron recursos económicos para la campaña electoral, que incluyó una matriz mediática que vinculaba a Castillo con los proyectos más radicales de la izquierda en la región, a saber, el cacareado discurso del “régimen castro-chavista” tomando a toda América Latina.
Crecimiento económico frente a la crisis social y política
Pero la realidad es más compleja aún, Perú es el país de la región que ha tenido el crecimiento económico más sostenido según los datos del Banco Mundial, al igual que una disminución de la pobreza según la misma fuente (ver gráfico).
Sin embargo, estos datos macroeconómicos son solo una cara de la moneda, la otra cara nos muestra que la brecha de desigualdad es enorme, el índice de Gini del 2021 fue de 0.438, es decir que el país tiene una economía altamente concentrada.
El índice de gini nos indica cuán desigual es una economía, un número cercano a cero da cuenta de que la economía tiende ser igual, es decir que los ingresos entre los que más tienen son similares a los que menos tienen, en el caso del Perú, como podemos observar, el indicador está muy alejado de esa realidad.
Perú está en el puesto 119 de 159 que reportan este índice, el país más desigual en esta lista es Sudáfrica con 0.630, y el de mayor igualdad entre sus miembros es Islandia que tiene 0.246. Banco Mundial. (2020)


Además, en el 2020 año de la pandemia, debido al miedo de contagiarse y la falta de empleo, miles de personas regresaron al campo, cambiando la estructura demográfica del país, de ahí que el empleo juvenil rural aumentó en 18% entre el 2019 y el 2020, en tanto el empleo en la Lima Metropolitana cayó un 57% en el mismo período según los datos INEI (2022), y de la PEA[3] la mayor parte de los trabajadores tanto en el sector formal como en el informal no tiene derechos laborales.
Esto quiere decir, que aunque los datos macroeconómicos dan cuenta de un país en crecimiento, los datos de desigualdad muestran que el país tiene grandes grupos económicos con una gran concentración de riquezas que profundiza la brecha de desigualdad, haciendo a los ricos más ricos y a los pobres más pobres.
Esta situación la profundiza una gran división territorial donde la Amazonía y la región Andina terminan siendo zonas con mayor pobreza y menos acceso a los servicios básicos.
Protestas y movilizaciones: Implicaciones de la guerra entre Rusia y Ucrania
Las protestas contra el modelo se han hecho más visibles en los últimos 5 años, el país ha tenido en este período 4 presidente y 2 congresos, la consigna que más se ha escuchado en las protestas de 2020 después de la salida de Martín Vizcarra es “que se vayan todos” (Mendoza, 2021).
Es decir, los y las peruanas están exigiendo cambios estructurales más allá de un cambio de gobierno, pues las reformas y los cambios han sido solamente accesorios, no hay diferencia entre las corporaciones partidarias, éstas se unen en acuerdos tácitos que los protegen y rotan el poder prostituyendo el ejercicio de la función pública.
Ante esta situación diversos sectores del movimiento social y político, fundamentalmente los jóvenes peruanos, han protagonizado grandes movilizaciones a partir del 2020.
De esta forma se han organizado procesos de revocatorio de autoridades locales, en ellos la protesta social y la acción colectiva han surtido efecto y se han convertido en el mecanismo tanto para visibilizar el descontento con el modelo capitalista neoliberal, como para la transformación de las condiciones desde lo local hacia lo nacional.
En medio de todo este contexto social, económico y político que apenas esbozamos a grosso modo, explotan nuevas movilizaciones en el presente año, estas movilizaciones comenzaron el 29 de marzo y duraron alrededor de tres semanas.
El detonante de las movilizaciones fue la decisión de Castillo de incrementar el precio de la gasolina y los fertilizantes, el mandatario explicó que la medida se tomó por la guerra entre Rusia y Ucrania, las jornadas empezaron con un paro de transportistas a los que se juntaron campesinos, agricultores y maestros.
La medida decretada de toque de queda el 5 de abril aumentó en la intensidad de las protestas, las jornadas terminaron con 6 personas muertas y un débil acuerdo entre los transportistas y el gobierno, exonerando del Impuesto Selectivo al Consumo a la gasolina y frenando la subida del precio del combustible y de los alimentos (Redacción Gestión, 2022).
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La jornada de protestas concluyó sin cambios significativos por parte de un gobierno que ha estado marcado por la inestabilidad generada principalmente desde los partidos de derecha, por ahora el presidente ha tenido que soportar dos intentos de moción de vacancia pero lo que resulta más grave es la pérdida del apoyo de los sectores sociales y políticos que en principio sostuvieron su candidatura confiados en un programa por lo menos reivindicativo.
Este reflujo no le resta valor a la profunda significación que tuvo la irrupción de Castillo en la política peruana, que además de representar los anhelos de cambio del pueblo, rompió el status quo de la derecha hegemónica y obligó a los políticos a discutir sobre política, a debatir sobre el rol y el carácter del Estado y sobre el modelo y la política económica.

Ahora bien, Castillo se encuentra cercado, por un lado tiene a los sectores de extrema derecha que siempre se le opusieron, por el otro a los movimientos sociales que al principio lo apoyaron y ahora se han distanciado y lo enfrentan conminándolo a implementar las reformas prometidas por las que llegó a la presidencia.
La salida popular de Castillo a esta crisis de ingobernabilidad sería la de radicalizar su política tomando como herramienta la propuesta de la nueva constitución que supere el modelo impuesto por Fujimori en la constitución de 1993.
Esto tendrá que hacerlo de la mano de las grandes mayorías que lo apoyaron y se pelearon con él la silla presidencial, a saber: profesores, campesinos, mujeres, jóvenes, estudiantes y demás sectores sociales y políticos que exigen a gritos cambios estructurales para un nuevo Perú.
El pasado 1ro de mayo Castillo afirmó que “el pueblo peruano viene exigiendo desde hace mucho tiempo cambios sustantivos que abran una nueva etapa de progreso y esperanza para nuestra patria, la conformación de una Asamblea Constituyente que se encargue de redactar una nueva Constitución Política¨[4]
Fuente: https://rebelion.org/la-nueva-constitucion-peruana-un-camino-culebrero/
Sin embargo, más allá de la retórica oficial, en el horizonte lo que parece venir es un viraje hacia la derecha, lo que implica un alineamiento con el consenso de las políticas neoliberales globales en detrimento de los intereses del pueblo y las promesas de campaña que le consiguieron el apoyo de las mayorías.
Mientras tanto el pueblo peruano de a pie continúa su imparable y ancestral lucha de la mano de Tupak Yupanki, Rosa Campusano y Mariátegui, por la transformación del actual orden social desigual e injusto que aún persiste.
Bibliografía
Banco Mundial. (2020). Data Bank. Recuperado el 9 de mayo de 2022, de https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.PCAP.CD?end=2020&locations=PE&start=2000&view=chart
Datosmacro.com. (9 de mayo de 2021). Datosmacro.com. Recuperado el 2022, de https://datosmacro.expansion.com/pib/peru#:~:text=El%20producto%20interior%20bruto%20de,los%20que%20publicamos%20el%20PIB.
INEI. (2022). Encuesta Nacional de Hogares – ENAHO. Recuperado el 9 de mayo de 2022, de https://www.inei.gob.pe/estadisticas/encuestas/
Mariátegui, J. C. (2007). 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho.
Mendoza, M. S. (abril de 2021). Castillo vs. Fujimori: una «extraña» izquierda contra la vieja derecha. Recuperado el 9 de mayo de 2022, de https://nuso.org/articulo/castillo-fujimori-peru-izquierda-derecha-elecciones/
Redacción Gestión. (5 de abril de 2022). Paro de transportistas: ¿Por qué se da y cuánto durará en todo el país? Recuperado el 9 de mayo de 2022, de https://gestion.pe/peru/noticias-paro-de-transportes-en-vivo-4-y-5-de-abril-por-que-se-da-el-paro-y-cuanto-durara-en-todo-el-pais-cuando-es-el-paro-rmmn-emmc-noticia/
Rosas, Y. (27 de julio de 2021). Iglesia del Nazareno: ¿cuáles son las creencias religiosas de la familia de Pedro Castillo Terrones? Recuperado el 9 de mayo de 2022, de https://elcomercio.pe/lima/sucesos/iglesia-del-nazareno-cuales-son-las-creencias-religiosas-de-la-familia-de-pedro-castillo-terrones-lilia-paredes-navarro-evangelicos-cristianos-noticia/
[1]Alberto Fujimori fue el presidente de Perù desde el 28 de julio de 1990 hasta el 21 de noviembre de 2000, su gobierno, que ha sido calificado como una dictadura, fue marcado por el autoritarismo y la implantaciòn de un régimen de terror con constantes violaciones de de los derechos Humanos y terrorismo de Estado que le sirvió para profundizar el modelo neoliberal.
[2]https://www.larepublica.co/opinion/editorial/tras-las-lineas-del-discurso-de-pedro-castillo-3208923
[3] Población económicamente Activa, personas que se encuentran en edad de trabajar en Perú a partir de los 14 años.
[4]https://rebelion.org/la-nueva-constitucion-peruana-un-camino-culebrero/