Por Eleazar José Mujica Sánchez (1)

I.- Petróleo y socialismo en el siglo XXI

El socialismo como formación económica y social plantea superar las formas de
explotación y desigualdades capitalistas presentes en el proceso social del
trabajo. Tal aspiración antecede a la Revolución Bolivariana. Igualmente, supone
reconocer la ardua lucha que, a lo largo del siglo XX, libraron en nuestro territorio
los movimientos revolucionarios por la liberación nacional y el socialismo. Desde
luego, hoy al igual que ayer, todo ello implica un espinoso trabajo de formación,
lucha y, en especial, asumir nuevos retos apartados de la lógica, valores y
dinámica del capitalismo. Reconociendo que, a pesar de los vacíos (2) dejados por
Marx en el análisis de la transición hacia el socialismo, hasta ahora, ha sido este
quien ha ofrecido la mayor contribución teórica y práctica para la superación de
la sociedad capitalista, basada en la lógica de las deformaciones del
individualismo y la explotación del hombre, entre otros.

Conocer la realidad de Venezuela, para poder proceder a transformarla en el
sentido indicado por la célebre Tesis 11 de Karl Marx (“Los filósofos no han
hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se
trata es de transformarlo”), implica ahora la necesidad de profundizar en el
estudio de la economía y la política petrolera que ha caracterizado a nuestro país
casi durante todo el pasado siglo XX, y que al parecer podrá seguir signándolo
al menos por un buen trecho todavía. No olvidemos que las particularidades del
capitalismo venezolano lo diferencian no sólo de los países capitalistas del
mundo desarrollado, sino también de los capitalismos existentes en América
Latina y esta distinción se lo otorga el petróleo, razón y esencia de nuestra
economía y sociedad en los últimos cien años.

Si analizamos la era venezolana se podrá constatar el papel revolucionario que
para nosotros ha tenido tan estratégico recurso natural como es el petróleo. A
pesar de no concretarse propiamente la “siembra del petróleo” y verse, más bien,
definida una especie de modernidad ficticia, no se puede negar que el ingreso
petrolero nos hizo salir de la condición de país agrario atrasado (3), especie de sociedad
“feudal”, precapitalista, se podría decir, para entrar gradualmente a un
capitalismo de tipo especial, no propiamente industrial, pero tampoco
exactamente minero. Sólo se le puede definir, creo yo, como una especie
suigéneris de capitalismo petrolero, equivalente a una categoría en la cual está
un reducido grupo de países que son algo así como la retaguardia de los países
imperialistas.


En virtud de esto como nación soberana e inspirada por el pensamiento
bolivariano, los venezolanos tenemos la tarea urgente de salirnos de tal
retaguardia cuanto antes y poder construir una sociedad más justa, más
avanzada en todos los aspectos políticos y económico-sociales. En fin, lo que
podemos subrayar es que también el petróleo, a pesar de las contradicciones
que encierra sus actividades y comercialización, bajo una planificación acertada
nos ha de llevar al socialismo en este siglo XXI.


La autodeterminación de los pueblos y la efectiva soberanía sobre sus riquezas
y, por tanto, la construcción del socialismo, sólo será posible en el marco de un
mundo multicéntrico y pluripolar sin dominación imperial. Se trata entonces del
mayor desafío que en la geopolítica mundial nos estemos planteando como
Revolución Bolivariana que reivindica los preceptos y el legado del socialismo
bolivariano que él comandante Hugo Chávez nos dejó como referencia y tarea.
Tan elevado anhelo nos obliga, a emprender nuestros mayores esfuerzos más
allá de las fronteras de nuestra región y, por tanto, elevar a un nivel superior las
alianzas estratégicas, principalmente, con la República Popular China, Rusia,
Bielorrusia, India e Irán -entre otros- con el fin de seguir consolidando el poder
nacional y la soberanía petrolera como fundamentos para la construcción de una
nueva sociedad. Geopolíticamente, estamos en un esquema pluripolar.
Ciertamente, hay potencias como China, Rusia y la India que ya están
enfrentando nuevas realidades.


Formalmente, la Revolución Bolivariana tras la reorientación de considerarse
como un gobierno antimperialista en noviembre de 2004 gira hacia el socialismo
en el siglo XXI (4) como modelo a partir de enero de 2005. No obstante, en una
cierta interpretación maniquea y superflua de la realidad se consideró que todo
acto de nacionalización y hasta de expropiación conllevaría inexorablemente al
socialismo, confundiéndose los principios básicos de la economía política de
Marx, padre del socialismo científico.


En torno a este proceso sobre la adopción del socialismo como modelo, debo
precisar que, es luego de la superación del golpe de Estado de abril de 2002 y
de la superación del criminal paro y sabotaje petrolero perpetrado entre
diciembre de 2002 y hasta febrero de 2003, cuando la Revolución Bolivariana
asumió, en su gradual marcha hacia una sociedad más justa, el diseño y
ejecución de las Misiones Sociales en aras de crear una nueva institucionalidad
y plataforma que le permitirá, posteriormente, en enero de 2005, al Comandante
Chávez plantear el modelo del socialismo como vía para desmontar el Estado
burgués y superar la economía rentística petrolera. Desde luego, no ha sido y
tampoco será fácil desmontar el Estado que tenemos y crear un nuevo modelo
social como el que se está perfilando

II.- China y el marxismo como referencia para Venezuela

Se le cuestiona a Carlos Marx (1818-1883) y a Federico Engels (1820-1895)
quienes elaboraron su teoría como padres del socialismo científico a mediado
del siglo XIX de haber planteado desde La Ideología Alemana (1845) que la
revolución proletaria estallaría primero en los países más industrializados
(Inglaterra, Francia, Alemania) y luego estos arrastrarían los demás de
Occidente para derrocar el poder de la burguesía. Por esta razón, además, de
afirmarse que Marx y Engels se habrían equivocados, se acusa al marxismo de
eurocentrista, por no tomar en cuenta la situación existente en los países
colonizados de Asia, África y América Latina.


Quienes así piensan olvidan que las ideas de Marx y Engels se expandieron por
los países del otrora “Tercer Mundo” y, por todo el mundo, pues desde ya en El
manifiesto comunista (1848) presagiaban que la formación capitalista era de
carácter mundial. Además, cuando estudiamos con mayor profundidad a Marx,
sobre todo en los Grundrisse y en El Capital, encontramos que el capital no es
una cosa sino una relación social que solo existe en conexión con lo que no es
capital, y lo que es no capital es el trabajo, lo cual a diferencia del capital es
ontológico al hombre. En consecuencia, el capital expresa una relación social
históricamente especifica, a saber, la forma alienada (5) de las condiciones de
trabajo. De allí que, la acumulación de capital supone la plusvalía.


En suma, el capitalismo, de hecho, es el primer orden social de significación
planetaria, por lo cual la visión nacional de las cosas se hace cada vez más
imposible. A esto debo agregar la advertencia que ya antes en 1845 en La
ideología alemana, formula Marx y Engels, tras afirmar que no hay comunismos
locales, añadiendo que el comunismo presupone el desarrollo de las fuerzas
productivas, así como el intercambio universal que lleva aparejado. Al respecto,
no se olvide que en Marx las relaciones sociales están íntimamente unidas con
las productivas y al adquirir nuevas fuerzas productivas los hombres cambian su
modo de producción, y al cambia éste, es decir, al cambiar la manera como
obtienen su subsistencia cambian sus relaciones de producción.


No obstante, si bien inicialmente Marx reivindicaba la posibilidad de
materialización del socialismo en los países desarrollados, no es menos cierto
que a partir de lo analizado en la rebelión china de Taiping (1850-1864), así como
la revuelta de los cipayos de India (1857-1858) y también sobre la situación de
Irlanda y México, Marx incorporó una nueva hipótesis de fuerzas
transformadoras al interior del imperio ruso, ergo reconsideró el papel de las
viejas formas comunales en el agro que, anteriormente, veía como simples
rémoras del pasado y, por ende, estimó que podían cumplir un rol progresista y
evaluó la posibilidad de un tránsito directo al socialismo desde esas formaciones
colectivas. Se podría decir que, con el análisis de estos casos, Marx sentó las
bases para explicar cómo el capitalismo genera subdesarrollo en los países no
desarrollados.


De cualquier manera, las ideas de Marx y Engels, sirvieron de sustento a grandes
líderes y pensadores latinoamericanos, en especial, a Julio Antonio Mella (1903-
1929) en Cuba, igualmente, a José Carlos Mariátegui (1894-1930) (6) en el Perú y
también a un nutrido grupo de venezolanos que se constituyeron en el ala más
crítica y progresista de la generación universitaria (7) bajo la férrea dictadura de
Juan Vicente Gómez.


Por otra parte, Venezuela Bolivariana, en nuestra opinión, debe aprender
grandemente de la experiencia de China, en especial de su época de la Reforma
y Apertura, planteada a finales de 1978 y puesta en marcha desde enero de 1979
bajo la dirección del entonces presidente chino Den Xiaoping.


Desafortunadamente, ante el auge de China, desde Occidente se tejen
acusaciones contra China y la colocan, por si fuera poco, en los mismos moldes
del capitalismo, cuando en realidad no es así, el proyecto chino es endógeno, el
capital allí no se concibe como un fin en sí mismo y tampoco para una
acumulación sino para ser distribuido y servir de instrumento para la
transformación y mejoras, allí reina un socialismo con particularidades chinas.
China no obedece en lo absoluto a los moldes del capitalismo anglosajón como
lo han querido hacer ver desde Occidente.


Sociológicamente, China tras la búsqueda de una armonía social que permite
corregir o apartarse de las desviaciones del hiperindividualismo e
hipercapitalismo de occidente ha venido construyendo un modelo sui generis. En
China, por ejemplo, impera el equilibrio social por encima del individualismo
exacerbado que pone Occidente en un primer plano. En este sentido, el PCCh (8)
ha sabido regular con éxito esa interrelación individuo-sociedad, preservando la
energía productiva y creativa de los individuos. Otra diferencia es que China
cuida por aminorar la brecha de la desigualdad e incluso tiene una lucha frontal
contra la pobreza (9). Por supuesto, también a diferencia de Occidente, China se
encuentra todavía entre los países en desarrollo (10) y su renta media está aún
lejos de la de los países ricos.


En suma, es necesario hoy más que nunca entender a China, pero hacerlo desde
una interpretación no occidentalizada que tanto daño le ha hecho al análisis
sociológico y económico, incluso al mismo marxismo. No en vano China se ha
venido planteando el reto de lograr un crecimiento y desarrollo cada vez más
equilibrado no sólo en lo económico, sino además en lo social y ecológico hacia
adentro de su enorme economía. Además, el socialismo con particularidades
china, le ha permitido a este gran país evitar la dominación por parte de
Occidente y actualmente se encuentra pendiente el centenario de la nueva China
en el año 2049 de manera planificada y sin improvisaciones, a fin de hacer
realidad el sueño chino de la gran revitalización de la nación china.

A decir verdad, China nunca tuvo un nivel de vida como ahora. Todo esto
además se ha venido reforzando con la gobernación y administración (11) del actual
presidente Xi Jinping.

III.- Retos para la construcción del socialismo en el siglo XXI en Venezuela
Bolivariana

En este siglo XXI, debe tenerse presente, como bien lo diría Mariátegui, -en
alusión al modelo clásico de Europa Occidental- que “no queremos,
ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser
creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en
nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aquí una misión
digna de una generación nueva”. También el libertador Simón Bolívar,
inspirador de la Revolución Bolivariana, aún sin haber podido ser marxista, en la
Carta de Jamaica, realiza un estudio sociológico, manifestando las
particularidades y posibilidades de los pueblos hispanoamericanos para alcanzar
su independencia del yugo español. Por tanto, es obvio que queda rotundamente
descartada la aplicación de una filosofía de la historia universal que sugiere
dogmáticamente la aplicación histórica y mecánica a todas las realidades de
nuestros países independientemente de sus latitudes geográficas. Es justo, por
tanto, reclamar con Mariátegui, en su lugar, la creación heroica desde una
perspectiva latinoamericana y, más específicamente, venezolanista por todo lo
que implica en su curso la dinámica del petróleo.


Aunque en el contexto de la Revolución Bolivariana se ha asumido que el ingreso
petrolero constituye, en comparación con otros países de la región, una potencial
palanca para avanzar hacia la construcción del modelo socio productivo
socialista bolivariano en el siglo XXI, por contar el país con las reservas más
grandes de petróleo a escala mundial, el modelo petrolero, por su misma esencia
capitalista, se puede constituir en una gran contradicción estructural para lograr
superar la lógica capitalista, si no apuntamos a una nueva orientación sobre tan
importantes recursos como bien lo advirtiera el fallecido presidente Hugo Chávez
en la presentación y promoción de sus dos planes socialistas (2007-20013) y
(2013-2019). Este último convertido, luego de su muerte, en Ley del Plan de la
Patria, el 4 de diciembre de 2013 (12). Igualmente, está plasmado en el actual Plan
de la Patria 2019-2025 (13), bajo el liderazgo del presidente Nicolás Maduro. Pero,
para esto, es necesario romper la dependencia y el subdesarrollo (14) que bajo la
lógica del negocio y cultura petrolera nos ha impuesto el gran capital
transnacional.


A esto se suma otra contrariedad entre ambos, puesto que, siendo el petróleo
una de las fuentes más ricas y poderosas dentro del país, el mismo se convierte
en una de las principales fuentes de apropiación y acumulación de dinero, es
decir, de capitalismo, por lo que resulta confuso afirmar que el rentismo petrolero
sea compatible con el socialismo del siglo XXI.


Además, es necesario deslastrar la construcción de este socialismo de los
intentos fallidos que experimentaron ciertas sociedades en su construcción en el
siglo XX. No pueden aquellas experiencias, per se, decretar la muerte de nuestro
modelo en plena construcción. Desde luego, hasta ahora, hemos logrado
avances en lo político, social y económico, pero, en honor a la verdad no hemos
logrado desmontar el Estado burgués y su perversa lógica, todo lo cual
representa una de las mayores contradicciones en la construcción del socialismo
bolivariano. Igualmente, está pendiente la democratización de los medios de
producción, impulsando nuevas formas de propiedad, colocándolas al servicio
de la sociedad, como bien se contempla en los ya varios Planes de la Patria.


Otro de los retos de la dirigencia política venezolana es asumir la condición de
intelectual orgánico que proponía Antonio Gramsci (15), para referirse, ante todo, a
un dirigente, un representante, un organizador político. Estos intelectuales no
sólo son los encargados de la construcción de la hegemonía, también le dan
conciencia y homogeneidad al grupo fundamental que surge de la estructura, y
le permiten ser la dirección del bloque histórico. En tal sentido, a la propuesta de
Gramsci sobre el intelectual orgánico, deben, a nuestro juicio, agregarse también
para la revisión, el estudio y el debate lo concerniente al bloque de poderes y
hegemonía. En todo esto es importante aclarar que, Gramsci habría invertido los
términos del historicismo croceano (16) para hacer un historicismo marxista (17)

En efecto, su pensamiento y obra (18) -aunque sobre la realidad europea y
occidental- se constituye en un vector particular para el estudio de la transición
hacia el socialismo. A decir verdad, con Gramsci, se pone en marcha una nueva
estrategia eficiente para luchar por el socialismo y que se expande más allá del
proletario como sujeto indiscutible de la revolución y es que Gramsci sugiere
luchar en el terreno de las ideas y no circunscribirse a la lucha de clase proletario-
burguesía en los términos tradicionales. Ciertamente, la realidad en marcha bajo
una globalización neoliberal que cada vez se sustenta en una financiarización
del capital, pone en evidencia la no homogeneización y no simplificación de la
estructura de clases sociales que descanse en una masa proletaria homogénea
que se enfrente a la clase capitalista, todo apunta que el actual desarrollo de las
fuerzas productivas que presagian un nuevo paradigma industrial (19) ha hecho
más compleja la estructura de clases, sin negar que la dualidad capital-trabajo
siga en marcha. Esto nos debe llevar a un profundo debate sobre el socialismo
y sus intríngulis en este siglo XXI.

IV.- Consideraciones finales

Sin ánimos de pecar de dogmatismo, está claro que, el único modelo societal
realmente antagónico al sistema excluyente capitalista, es el socialismo cuya
racionalidad no está reñida con el bolivarianismo y tampoco con los
pensamientos autóctonos, desde el indígena hasta el emancipador de nuestra
primera independencia, por el contrario, todo este cuerpo debe sincronizarse
para interpretar y transformar acertadamente la realidad latinoamericana, como
bien lo subrayó Mariátegui.


Es obvio que, la economía de libre mercado y, más ampliamente, el tipo de
globalización hegemónica bajo el neoliberalismo y la financiarización que se
asentó luego de la caída de los países socialistas del Este (1989-1991) no han
cumplido con el paraíso que en su cosmovisión ofrecieron. Por el contrario, la
economía mundo se ha hecho más desigual y ya desde las mismas postrimerías
del siglo XX, el socialismo volvió a empinarse como una opción verdadera ante
la catástrofe ya reiterativa que ha dejado en la historia la asunción del mercado
para regir la economía. La historia, siempre terca en su andar, demuestra con
creces que los mercados son amorales, es decir, no les interesa quienes ganan
o quienes pierden, su racionalidad es la ganancia.


No es casual que connotados economistas como Joseph Stiglitz, Paul Krugman
y Thomas Piketti, entre otros, que por cierto no son marxistas, coincidan en que
la economía bajo el libre mercado ha generado mayores desigualdades que lo
ocurrido en el periodo keynesiano o bajo la egida del Estado de bienestar.
También resulta asombroso que el premio Nobel de Economía, Stiglitz (20) en su
libro: “El precio de la desigualdad- El 1% de la población tiene lo que el 99%
necesita-, no sólo ponga en evidencia el fracaso de los mercados, sino que
además reivindica el hecho de la lucha de clases (21) (2012:30-31), análisis
sociológico y también de economía política que la sociedad estadounidense
siempre ha rehuido.


Todo esto sienta las bases para una ruptura no sólo histórica sino también
epistemológica que lleva a plantearse e incluso asumirse por gobiernos en
nuestra región y con el liderazgo marcado de la RB el modelo del socialismo en
el siglo XXI. La cosecha del socialismo en el siglo XXI ha tenido tierra fértil en
nuestra América Latina y Caribeña. A esto debe agregarse que después de la
muerte del presidente Hugo Chávez, se ha recrudecido la lucha de clases en el
país y se han intensificado los embates imperialistas contra la República. En
efecto, las criminales sanciones económicas, petroleras y el absurdo de un
parapeto y ridículo “gobierno interino”, así lo ponen de manifiesto.


Resulta preocupante que en el marco del socialismo del siglo XXI, cuyo epicentro
y nacimiento se inicia en la Venezuela chavista, pero cuyo desarrollo y proyectiva
ya se delinea hacia otros países de nuestra región, no se observe aún dentro de
nuestro país que los factores políticos y fuerzas sociales que lo acompañan
hayan logrado ponerse de acuerdo en una estructura y enfoque consolidado,
dado que cada factor se siente con el absoluto derecho de cómo definir la marcha
en la construcción de la patria socialista y superación del capitalismo.
Tal vez esto se explique, en cierta medida, por la diversidad y naturaleza de los
factores que acompañan a la Revolución Bolivariana, en donde encontramos
desde los movimientos de izquierda radical hasta los movimientos de
centroizquierda o tendencias socialdemócratas.


En fin, el nuevo modelo de acumulación para el socialismo en Venezuela más
que basarse en las tradicionales formas del manejo del ingreso petrolero debe
utilizar estos para basarse en la lógica del trabajo, estimulado en lo económico,
por un mayor desarrollo de las fuerzas productivas, como en lo político, por una
avanzada de las fuerzas políticas, cuya sinergia permita madurar tanto las
condiciones subjetivas como las materiales y objetivas en aras de garantizar la
superación de tan perverso modelo. Además, debe hacerse hincapié en que el
socialismo no nace por generación espontánea, ni tampoco se decreta política,
menos económicamente y más difícil aún de manera social y cultural sobre todo
cuando hemos estado como sociedad tan influenciada por la cultura del petróleo.


En efecto, deben estar desarrolladas las fuerzas productivas para poder
aprovechar los ingresos petroleros, de lo contrario persistirá la enfermedad
Venezuela – en contraposición a la enfermedad holandesa- tal realidad y reto es
motivo hoy de análisis para los nuevos debates que se deben librar de cara a la
construcción del socialismo en el siglo XX


Pie de página

1 Sociólogo Summa Cum Laude (UCV). Especialista en política y comercio petrolero internacional
(UCV). Doctor en Ciencias Sociales (UCV). Profesor-jefe del Departamento de Análisis
Económico, Político y de la Planificación, Escuela de Sociología FaCES-UCV. Profesor de
Posgrado (FaCES-UCV). Fundador de los Comités Patrióticos con Hugo Chávez en el estado Sucre en 1997.
Militante político revolucionario.


2 Desde luego, hay vacíos en Marx, pues, como bien lo señala István Mészáros, “los problemas
de la transición hacia el socialismo no fueron analizados por Marx con ninguna clase de detalle,
aparte de algunas breves referencias generales al importante contraste entre las fases ‘inferior’
y ‘superior’ de la sociedad futura en la Crítica del Programa de Gotha, dictadas por el contexto
político de ésta”. (2008, 1061).


3 A inicio del siglo XX la economía venezolana era la más pobre en comparación con el grupo de
países en la región, constituido por Argentina, Brasil, Colombia, Chile y México. Antes del petróleo,
Venezuela es un país de persistencia rural donde el campo constituyó todo el eje de la
vida política y económica primero regida por el cacao y luego por el café. De modo que,
Venezuela es para entonces un país eminentemente agrícola, pero no al estilo de una agricultura
de desarrollo como lo era la Argentina desde principios ya del siglo XX, sino una agricultura de
modesto desempeño. Era de tal característica nuestro perfil agrícola que no llegamos, en ningún
momento, a ser un espacio prioritario para la corona española. (Mujica Sánchez, Eleazar,
2019:74)


4 Aprovecho la ocasión para aclarar que esta categoría de “Socialismo del siglo XXI” no es cierto
que sea del profesor mexicano-alemán, Heinz Dietrich como lo señala él mismo Dietrich y lo
vociferan algunos camaradas que, con el mayor respeto, no profundizan en el estudio del
pensamiento crítico. Esta categoría, en honor a la verdad, la trabajó y publicó, por vez primera,
el profesor y sociólogo chileno Tomás Moulian, cuyo libro publicado en el 2000 –dos años antes
del socialismo en el siglo XXI publicado por Dietrich-, lleva por título: Socialismo del siglo XXI.
La quinta vía.

5 Sobre esto debe tenerse presente que “en Los manuscritos de 1844 la palabra ‘VerauBerung’
se traduce por ‘alienación’, mientras que en El capital y en la Contribución a la crítica de la
economía política se usa la palabra ‘enajenación’. Esta elección de vocabulario probablemente
se deba a que en estas últimas dos obras el término ‘VerauBerung’ se usa en el sentido más
restringido y ‘jurídico’ de enajenación de propiedad y no en el sentido más amplio que incluye
también la alienación personal”. (Nota del traductor en Jameson, Fredric, 2013, 11)

6 Con Mariátegui el ideario marxista alcanza realmente una visión holística latinoamericana, pues
Mariátegui, a diferencia de Mella, incluye en su método de interpretación marxista de la realidad
latinoamericana el sujeto indígena, de modo que no se queda en el esquema marxista leninista
tradicional de proletario/burguesía. Todo ello puedo corroborarse en su “7 Ensayos de
interpretación de la realidad peruana”.


7 Debe precisarse que Gustavo Machado (1898-1983) y Salvador De La Plaza (1896-1970) entre
otros, quienes participaron en 1919 en una acción por derrumbar a Juan Vicente Gómez, tras el
fracaso, al exiliarse primeramente en Paris se hacen presentes con Mella en la fundación del
Partido Comunista de Cuba (PCC) y, posteriormente, en México fundan en 1926 el Partido de la
Revolución Venezolana (PRV) regido por la ideología marxista-leninista. Tanto en los hermanos
Machado (Gustavo y Eduardo) como en Salvador de La Plaza, Rodolfo Quintero y Pio Tamayo
(1898-1935) ya hay elementos de una Sociología que se atrevió a fecundar una radiografía de la
entonces Venezuela política, social, cultural y económica bajo la egida de la penetración
imperialista y la época de neocolonialismo, potenciado por las grandes transnacionales
petroleras que tantas comodidades brindaros a Gómez y a los suyos

8 El PCCh el 01 de julio de 2021 cumplió cien años de existencia. También el 01 de octubre de
ese año la Revolución China cumplió 72 años de existencia. A propósito, entre el 08 y 11 de
noviembre de 2021 en Beijing, en la VI sesión del XIX Comité Central del Partido Comunista de
China (PCCh), se examinó y aprobó la “Resolución del CC del PCCh sobre los importantes éxitos
y las experiencias históricas del Partido en su centenaria lucha” y la “Resolución sobre la
convocatoria del XX Congreso del Partido”.


9 El 4 noviembre de 2020 en Beijing, en la V sesión del XIX Comité Central del Partido Comunista
de China (PCCh)-, fueron anunciados los lineamientos para el XIV Plan Quinquenal (2021-2025).
El 2020 fue el último año del XIII Plan Quinquenal (2016-2020), en tanto que el XIV Plan 2021-
2025 que inició el pasado año se espera que marcará los primeros cinco años de la nueva etapa
de China hacia la consolidación del socialismo de mercado como sustento económico y material
de una sociedad moderadamente acomodada, próspera y moderna. En torno al tema de la pobreza,
el 25 de febrero de 2021, China afirmó la eliminación de la pobreza extrema en su territorio. Ciertamente,
el presidente de China, Xi Jinping, declaró en esa fecha que el país ha concluido su “ardua tarea” de
erradicar la pobreza extrema y afirmó que 98,99 millones de personas salieron de esa situación
en los últimos 8 años. Realmente, impresionante como lograron salir de la pobreza 800 millones
de chinos en los últimos 20 años.


10 A principios del siglo XXI China era la sexta economía a escala mundial pero ya desde el 2018
se convirtió en la segunda economía mundial y en la primera potencial comercial a escala
mundial, con las mayores reservas de divisas, el mayor sistema de seguridad social y la mayor
producción de artículos industriales

11 Al respecto puede consultarse: Xi Jinping: La Gobernación y administración de China
(Tomo I y II).
A propósito, Xi Jinping fue elegido secretario general del Comité Central del Partido Comunista
de China (PCCh) en el XVIII Congreso Nacional del PCCh, celebrado en noviembre de 2012.
Seguidamente, en marzo de 2013 fue elegido presidente de la República Popular China.


12 Publicado en la Gaceta Oficial N° 6.118 Extraordinario del 04 de diciembre de 2013.


13 Fue elevado por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) el 02 de abril de 2019 como Ley
Constituyente del Plan de la Patria 2019-2025. La Ley Constituyente del Plan de la Patria,
Proyecto Nacional Simón Bolívar, Tercer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la
Nación 2019-2025, fue publicado en la Gaceta Oficial N° 6.642 Extraordinario de fecha 03 de
abril de 2019.

14 Sobre el tema de la dependencia y el subdesarrollo hemos publicado: Petróleo:
subdesarrollo y modernidad engañosa en Venezuela. El falso desarrollo de un país
petrolero. En Revista Intersaberes. N.2/febrero 2022, pp. 5-9. Caracas-Venezuela.


15 A propósito, el pensamiento y, más ampliamente, la obra de Gramsci (1891-1937) comienza a
ser conocido y estudiado en nuestro país a finales de la década de los años setenta del siglo XX,
especialmente en varios círculos políticos y organizaciones políticas vinculadas a la izquierda
venezolana. Algunas de ellas, como el Movimiento Al Socialismo (MAS), escisión del legendario
Partido Comunista de Venezuela (PCV), que luego perdió el rumbo.


16 Benedetto Croce (1866-1952) escritor, filosofo, historiador y político liberal italiano.


17 Marx y Engels en La sagrada familia (1844) con énfasis refutan el determinismo histórico al
subrayar que la historia no hace nada (…) El que lo hace todo el que posee y lucha, es más bien
el hombre, el hombre real, viviente; no es digamos, la ‘historia’ quien utiliza al hombre como
medio para laborar sus fines -como si se tratara de una persona aparte- pues la historia no es
sino la actividad del hombre que persigue sus objetivos.
Para Marx solo se conoce una sola ciencia, la ciencia de la historia. La historia puede
contemplarse desde dos lados: la historia de la naturaleza y la de la humanidad. Sin embargo,
estos dos la dos deben verse así: mientras los hombres existan, la historia de la naturaleza y la
de la humanidad se condicionarán mutuamente


18 Gramsci no escribió sus libros ni dejó impreso su pensamiento en forma ordenada. Sobre esto,
por ejemplo, se puede indicar que Los cuadernos de la cárcel fueron inicialmente divididos en
seis volúmenes, según una organización temática, posteriormente el Instituto Gramsci publicó
las obras en el orden cronológico en que fueron escritas.


19 Sobre el ámbito del desarrollo tecnológico, deseamos referir que “hemos ido del cuarto
paradigma, es decir -la economía industrial- al quinto paradigma -vale decir la economía
postindustrial, basada en la tecnología de servicios financieros, IT -Inteligencia artificial-,
telecomunicaciones, entretenimiento-” (Estulin, Daniel, 2020: 16). Se trata, básicamente, del
cambio asumido principalmente por actores financieros, banqueros y especuladores. A propósito,
en la actualidad, se estima que cerca del 70% del Producto Interno Bruto PIB global es producido
por el sector terciario (vale decir, finanzas, investigación, educación, publicidad, informática y
entretenimiento) que a su vez se maneja mediante la Red. De allí la primacía que ha tomado la
financiarización, lo que quiere decir que ya el capital no es un hecho totalmente tangible, sino
que ahora descansa fundamentalmente en lo intangible muy vinculado con la financiarización y
con todo este mundo virtual que proveen las nuevas tecnologías. (Mujica Sánchez, Eleazar,
2022a,14)

20 Es importante destacar que esta actitud de Stiglitz al cuestionamiento del mercado ya se había
puesto de manifiesto en sus libros: “El malestar en la globalización” (2002) y en “Los felices
90. La semilla de la destrucción” (2003).


21 Engels en el Prefacio a la tercera edición alemana de 1885 de El XVIII Brumario de Luis
Bonaparte, afirma que fue precisamente Marx el primero que descubrió la ley según la cual todas
las luchas históricas, sea que se lleven sobre el terreno político, religioso, filosófico, o en
cualquier otro dominio ideológico, no son, de hecho, más que la expresión más o menos neta de
las luchas de clases sociales, ley en virtud de la cual la existencia de esas clases, y, por
consiguiente, también sus choques, son, a su vez, condicionados por el grado de
desenvolvimiento de su situación económica, por su modo de producción y su modo de cambio,
que deriva también del precedente (2008b, 22).
En este sentido, resultan elocuentes y muy gráficas las frases con que se inicia El manifiesto
comunista: “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la
historia de la lucha de clases”. Desde luego, con la excepción de la sociedad primitiva en
donde no existe la propiedad privada, trabajo alienado y mercancía y, por consiguiente, tampoco
la diferenciación de la sociedad en clase.


V.- Bibliografía

Bolívar, Simón (2007): Ideario político. Once documentos de trascendencia
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