Por: Mariana Guaitipán

Nos acercamos a cumplir casi dos años del inicio de la pandemia del Covid-19 y el mundo continúa sumergido en un caos global de crisis de los sistemas económicos, sociales y sanitarios, sin embargo, gran parte la población mundial parece haber hecho a un lado la situación vivida en los últimos meses y la euforia de la relativa normalización ha aumentado visiblemente el consumo frenético e irracional.

Pero la economía global y las cadenas de producción y suministro parecen no haber estado preparadas para la reapertura total de todos los sectores del mercado y se han generado diversos inconvenientes para la exportación y la importación de algunos tipos de productos, algunos de necesidad básica y aunque parezca increíble, los más grandes centros de acumulación se han visto muy afectados. 

Un ejemplo de esto lo podemos observar en la reciente crisis que está viviendo Estados Unidos, especialmente en los meses de septiembre y octubre del 2021, caracterizada por una grave congestión de buques mercantes en  los puertos más importantes del país.

En el puerto de Savannah (estado Georgia) casi 80,000 contenedores marítimos se encuentran apilados en diferentes posiciones, asemejándose a bloques de juguetes, creando una imagen casi irreal y aumentando en un 50% la carga usual. 

Las cajas de acero están a la espera de que algún barco las lleve a su destino final o que los camiones lleven su contenido a los grandes almacenes, que a su vez se están desbordando de mercancía. Aproximadamente 700 contenedores han sido dejados en el puerto a la orilla del río Savannah por más de un mes.

Imagen: Reuters

Y esta no es una situación exclusiva del puerto de Savannah, las imágenes satelitales sobre los puertos de Long Beach (LB) y Los Ángeles (LA) muestran un enjambre de barcos inactivos, esperando descargar la mercadería. 

De acuerdo con funcionarios que monitorean el tráfico marítimo en la bahía de San Pedro a las afueras de los puertos de LB y LA se superó el récord de 44 portacontenedores anclados simultáneamente en febrero de este año, y la cifra llegó a 73 portacontenedores esperando un espacio de atraque para poder descargar, el promedio de días de espera para tener acceso ha aumentado de 6.2 (a mediados de agosto) a 7.6 días en el mes de septiembre.

Pero ¿De dónde sale tanta mercancía y quién la compra?

Los puertos de Los Ángeles y Long Beach reciben el 40% de los contenedores que entran a los Estados Unidos y la gran mayoría de los productos son procedentes de Asia, especialmente de China. 

Además, en los primeros 8 meses del año se produjo un incremento de aproximadamente un 25% de carga hacia Estados Unidos desde Asia en comparación con el mismo período de 2019 según Container Trades Statistics. A esto se le suma que la población estadounidense está comprando más, de hecho la demanda de bienes de consumo es en general un 22% más alta en comparación con los niveles anteriores a la pandemia (si se contrasta febrero de 2020 con agosto de 2021).

El grupo Capital Economics observa aumentos importantes en las importaciones de juguetes y artículos deportivos (un 74% más), así como electrodomésticos (un 49% más), lo cual es apenas lógico teniendo en cuenta que estamos a solo semanas de la temporada de las fiestas de fin de año. 

Imagen: https://www.bbc.com/mundo

La posible solución que plantea la administración del Presidente Joe Biden a este embotellamiento de mercancía es aumentar la actividad portuaria y cumplir una jornada que abarque el 24/7 (24 horas al día y 7 días a la semana), lo cual es irracional teniendo en cuenta que el personal que trabaja en el puerto (carga, conductores de camiones, trabajadores en el almacén) disminuyó ostensiblemente durante los meses de pandemia. 

Varios factores llevaron a un aumento de las importaciones, explica el profesor Christopher Tang, de la Universidad de California, en Los Ángeles: «En la actualidad, muchos transportistas marítimos llevan mercancías. Son miles de millones de dólares en adornos de Halloween y de Navidad, como árboles artificiales y luces». El profesor Tang también dice que una causa de la demanda es la presión de Estados Unidos para una «recuperación económica».

Ante esta situación, China ha venido tomando medidas para convertirse en la más importante potencia de la economía mundial. Las inversiones claves de esta nación incluyen aproximadamente 100 puertos en al menos 60 naciones distintas.

En el mes pasado las operaciones en el puerto de Haifa de Israel, uno de los mayores centros de transporte marítimos en el mediterráneo, fueron entregadas a la empresa estatal china  «Sanghai Inernational Port Group» para que ejecute las operaciones por los siguientes 25 años. 

Fuente: The Economist Itelligence Unit

Por otra parte, la megaempresa china de envíos, «COSCO Shipping» está preparada para ampliar su presencia en Europa tomando participación en las decisiones del puerto de Hamburgo, Alemania, hay reportes de que las negociaciones con este país han ido bien y se espera que se dé a conocer el acuerdo proximamente.

Sin embargo, no todo es color de rosa para la potencia asiática, allí las luces se están comenzando a apagar, los cortes eléctricos a sectores enteros de Shenyang en la providencia norteña de Liaoning, ha significado que las luces del tráfico han dejado de funcionar por más de una semana. 

La situación se ha vuelto más complicada para China, tanto que ha pedido a Rusia que aumente la cantidad de electricidad que le envía a su vecino vía líneas de transmisión terrestre. 

La analista Lauri Myllyvirta del Centro de Investigación y Aire Puro, comentó en una entrevista reciente para The Guardian que el gigante asiático ha quedado atrapada en su afán por producir.

«Cuando los precios del combustible comenzaron a elevarse al final de la recuperación económica global, las plantas de energía disminuyeron sus compras de carbón y han estado agotando sus reservas de carbón, ahora se rehúsa a comprar más en vista de que los precios están por los cielos.»  

Puede sorprender que un país potencia como Alemania esté atravesando también una crisis. Un aumento del 14.3% en los precios de la energía y un efecto dominó del aumento de los precios del petróleo (hasta un 20%) y de los productos alimenticios (4.9%) han contribuido conjuntamente a aumentar la tasa de inflación al 4.1% en el mes de septiembre, esta cifra representa la más elevada en Alemania en casi 30 años. 

Si bien la cadena de suministros como hemos podido observar no se ha activado al 100%, producto de los rezagos de la pandemia del COVID 19, el capital global no ha detenido su marcha acelerada de acumulación, queda demostrado con el aumento de capitales en algunos sectores específicos de la economía, apenas el año pasado entre el 18 de marzo del 2020 y el 10 de abril “la riqueza combinada de los millonarios de EE.UU. tuvo un aumento de $282.000 millones, lo que significa casi un 10%. Después de una pequeña caída la riqueza combinada de los multimillonarios estadounidenses es mayor a la del 2019” (Collins, Ocampo, & Paslaski, 2020).

Esto sobre todo en el capital-mercancías que están relacionadas al entretenimiento (redes sociales y streaming sobre todo), producto de la necesidad del ocio de hombres y mujeres, y del cambio de paradigma del teletrabajo, la educación y el entretenimiento online. 

Esto demuestra que aún en medio de esta crisis el capitalismo acelera su valorización sin que la vida y el bienestar de los pueblos importe, esta actual crisis de la congestión en los puertos, así como el resto de contradicciones  que fueron profundizadas por el COVID 19, terminarán pagándola los sectores populares, seguramente la crisis de las empresas navieras redundará en el despido de los trabajadores y en la automatización de los procesos, lo que aumentará la miseria de los sectores populares del mundo, pues como nos ha mostrado la historia, la salida que el capital le da a estas crisis implican siempre la reproducción del patrón capitalista, donde prima la explotación, la miseria y la dominación, sea cual sea la máscara que éste lleve.

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